Ajusta tu postura con estos trucos que no requieren mucho esfuerzo y te hacen lucir más esbelta (¡y segura de ti!).
Orejas sobre los hombros: los hombros encorvados dan la apariencia de un torso más corto, con lo cual parece más grueso de lo que en realidad es. Imagina que estás usando unos aretes largos. Estos siempre deberían tocar la parte superior de tus hombros.
Caja torácica elevada: si los músculos de tu espalda alta están débiles, inclinas el pecho hacia abajo y haces que tus bubis luzcan caídas. Sube el esternón (el hueso que está en tu pecho) para que el torso parezca más largo.
Pelvis paralela: piensa en tu pelvis como si fuera una cubeta llena de agua. Cuando tu cadera se inclina hacia el frente o levantas el trasero, el agua se derrama por la parte de enfrente, además de que tu estómago sobresale y acentúa la pancita. Concéntrate en que la cubeta esté equilibrada.
Contrae el abdomen en lugar de meter la panza: piensa en tu sección media como si fuera una esponja e intenta apretarla para exprimir un poco de agua. Así harás que tu abdomen luzca más firme y plano que si metes la panza. ¡No te encorves! Imagina que un hilo está jalando tu columna hacia arriba.
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