Todos los productos de nueva generación que debes conocer

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  • ¿Qué pasa cuando abres un producto totalmente nuevo?
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(Yuza Double Lotion, Erborian; Hana Cream, J.One; Rosehip BioRegenerate Oil, Pai; Lapis Balancing Facial Oil, Herbivore; Whips en Luminous, Total Effects y Regenerist, Olay; Genius Liquid Collagen, Algenist; Cucumber Water Stick, Ilia; Hydrating Oil Stick, Milk Makeup; Cooling Water Stick, Milk Makeup; Pressed Serum Daily Moisturizing Stick, Julep; Le Soin Noir et Blanc Masque, Givenchy; Water Drench Hyaluronic Cloud Hydra-Gel Eye Patches, Peter Thomas Roth; The Blue Cocoon Beauty Balm Concentrate, May Lindstrom; Kefir Moisture Repair Pressed Serum, Tula; Hydra Life Fresh Hydration Sorbet Crème, Dior)

Si es un hidratante lo tocas, hueles y pruebas la textura antes de ponértelo. ¿Es un bálsamo grueso? ¿Cremoso como pudín? ¿Una leche corporal? ¿Y cómo se siente en tu cara? ¿Pegajoso, pesado o grasoso? Obviamente, nuestro sentido del tacto nos da una conexión esencial y reflexiva entre la piel y el cerebro; una manera de recibir información importante como: “Ouch, ¡está caliente!” o “Ew... ¿qué me puse en la cara?”. Esta experiencia se trata de mucho más que ser muy picky: el factor feel-good puede determinar cuánta cantidad de producto usarás, o si te pondrás el suficiente para conseguir sus beneficios. Es parte de la razón por la que muchas mujeres se niegan a usar bloqueadores pesados: “La gente prueba el producto en la mano primero. Si odian cómo se siente, no lo utilizarán”, dice la Dra. Ellen Marmur, dermatóloga y profesora clínica asociada en el Hospital Mount Sinai en Nueva York. “Esa aportación sensorial es el secreto de que te guste utilizar cualquier prescripción o producto de skincare y forma gran parte de la eficacia para tratar condiciones como el acné o la rosácea. Una fórmula elegante mejora la experiencia del paciente, entonces sí se lo pondrá”. Aplicar un producto que te encanta, mejora sus beneficios de cuidado, simplemente porque te pones suficiente cada noche. Este hecho explica por qué gigantes como Olay o Shiseido se esfuerzan con estudios de tacto y efectos neurofisiológicos, usando neurocientícos en sus laboratorios y haciendo crowdsourcing de datos para ayudar a desarrollar nuevas texturas que mejoren la experiencia del usuario. La investigación sensorial sugiere que creamos opiniones de productos tan sólo al tocarlos. Los científicos de comportamiento de Shiseido descubrieron que cuando la gente toca y huele un artículo de belleza, la sangre circula al cerebro y estimula su actividad. Hasta el diseño del paquete puede influenciar nuestra percepción sobre lo que está adentro. En un estudio, se dijo que el agua sabía mejor si estaba en una botella firme, en vez de una endeble. Las cajas de la nueva línea de Shiseido, Essential Energy, se encuentran inspiradas en la cerámica tradicional japonesa y otras métricas psicológicas. Los investigadores de la marca hallaron que los objetos con formas únicas que caben en la palma de tu mano, te dan un feeling de comfort. ¿Y quién no querría lo que está dentro? Esos vínculos emocionales asociados entre la piel (y los miles de receptores de tacto en tus manos) y el cerebro no deben pasar inadvertidos.
También se ha invertido mucha tecnología en investigar al consumidor. La herramienta online de Olay, Skin Advisor, usa inteligencia artificial para analizar tu piel. Después de subir una selfie, tu rostro se compara con una base de datos con poco más de 50,000 caras. Un algoritmo estima la edad percibida de tu piel, y luego el sitio te recomienda productos. Skin Advisor también recoge datos de alrededor de 2 millones de personas, para ayudar a crear nuevas fórmulas. Por ejemplo, los analistas encontraron que 64% de los usuarios prefieren que sus hidratantes se sientan ligeros en vez de muy cremosos. Otras dos influencias importantes para estas texturas de moda: los millennials y la belleza coreana. “Muchos hidratantes asiáticos tienden a ser tan delgados, como el agua y superligeros”, dice el químico cosmético Stephen Alain Ko, “puede ser porque hay mucha humedad en Corea del Sur, o porque puedes ponerte más capas en una rutina de múltiples pasos. En América, cada vez nos abrimos más a este tipo de humectantes innovadores”. El dermatólogo neoyorquino, Joshua Zeichner, piensa que el grupo de menores de 30 es el que lleva el movimiento: “Las mujeres jóvenes se preocupan por prevenir arrugas futuras, pero más por tapar sus poros y que les salgan granitos gracias a una crema pesada o bloqueador sticky”. Al ser las texturas ligeras las preferidas, no nos sorprende que ahora existan muchísimos productos nuevos: Dior tiene la crema sorbet, Julep un suero pressed, el nuevo hidratante de Olay es ‘batido’ y el último de Tula se describe como kefir.
Puede ser porque estos nombres hacen que pienses en otra atractiva textura: la seda. “Le preguntamos a muchos focus groups de mujeres en diferentes países cómo les gustaría que se sintiera su cutis después de humectarlo, y la mayoría escogió un tipo de seda muy suave”, explica Frauke Neuser, científico principal en los laboratorios de Olay en Cincinnati. Luego usaron un biosensor futurístico, Syn-Touch (que se ve y actúa como la punta del dedo humano), con el propósito de evaluar las propiedades al tacto de la tela, y aplicaron sus descubrimientos para desarrollar la textura de la colección Whip, de Olay, una línea de seis hidratantes ligeros que te ofrecen esa sensación sedosa, así como otros beneficios.
Dicho esto, estas nuevas texturas weightless, desde gelatinas hasta mousses, pueden ser ligeras como el aire; sin embargo, ¿hidratan y son tan efectivas como las cremas gruesas tradicionales? Por años nos enseñaron que sólo una crema o ungüento pesado podía humectar la piel, básicamente creando otra barrera sobre la superficie con emolientes, como lanolina o petrolatum. “Al evolucionar la química y la tecnología, estamos cambiando este concepto al crear fórmulas que se absorban sin necesidad de todo”, explica la dermatóloga Kavita Mariwalla. Ko concuerda: “Nuevas fórmulas, como nano y microemulsiones de retinoides, pueden romper el tamaño de las partículas de los ingredientes y usar técnicas de encapsulación que trabajan mejor que los ungüentos tradicionales”. Las marcas de belleza lo saben, por lo que están desarrollando hidratantes ligeros que funcionan igual que las cremas de siempre. En vez de emolientes pesados, la Water Drench Hyaluronic Cloud Cream, de Peter Thonmas Roth, usa moléculas de ácido hialurónico de diferentes tamaños para penetrar mejor las capas de la piel, y no se quedan arriba como protector. The Water Cream, de Tatcha, y el nuevo Essential Energy Moisturizing Gel Cream, de Shiseido, encapsulan ingredientes hidratantes en microglobos de agua que se rompen con su aplicación, inundando la piel de humectantes. Olay usó otro sistema único para crear sus productos: polímeros de almidón que actúan como esponjas microscópicas en la emulsión, absorbiendo ingredientes como agua, niacinamida y glicerina. Cuando la fórmula toca tu rostro, interactúa con las sales naturales para soltar los hidratantes. Sin mencionar que tres de los seis lanzamientos de Olay tienen FPS 25, así que no tienes excusa para no emplearlos.
Misión cumplida. El matrimonio de la ciencia y la belleza te da mil opciones que sí sirven, pero si piensas que esto va a hacer que las cremas tradicionales desaparezcan, detente: “No se irán a lado alguno”, dice Marmur, “porque funcionan bastante bien y son las favoritas de muchas mujeres. Lo único es que ahora tenemos demasiadas texturas sofisticadas de dónde escoger... y son igual de efectivas”. Elige la mejor para ti.

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