Seamos sinceras, a pesar de que las mujeres alzamos cada vez más la voz y nos sentimos empoderadas, sabemos que hace falta más. Esto es porque se trata de un proceso de construcción permanente que es tarea de todas, por lo que una buena práctica para fortalecerlo es el apoyo mutuo.
“El apoyo mutuo también se conoce como sororidad, un concepto feminista que se refiere a promover la fraternidad entre mujeres. Se trata de terminar con rivalidades, competencias u hostilidades entre nosotras, que generalmente son innecesarias y terminan por perjudicarnos”, explica Rocío Cardosa, Project Manager de AdoptaUnChico.
Bajo ese contexto, la experta en dating apps reúne cuatro prácticas para fomentar el apoyo entre nosotras:
Usa y construye redes de seguridad
Cada vez es más común crear grupos de WhatsApp, Messenger o en otras plataformas entre conocidas —del trabajo, familiares o de la escuela—, ya sea para tomar medidas de seguridad, pedir tips, recomendaciones o ayuda en caso de alguna emergencia. El apoyo en estos círculos debe ser abierto y recíproco, sin importar si se trata o no de una amiga cercana o un familiar. Es por eso que es recomendable usar y fomentar estos espacios entre mujeres. Unidas somos más fuertes.
Si una mujer denuncia, créelo
Generalmente, cuando una mujer denuncia una agresión, ya sea en redes sociales, en privado o en el ámbito legal, su testimonio es puesto en tela de juicio. Hay que entender que si una colega, amiga o conocida pasó por una situación de violencia, debe sentir dolor, por lo que no hay mejor apoyo que evitar cuestionarla en un momento así. Es liberador y reconfortante que otra mujer crea en tu palabra, sobre todo cuando te conoce. Demos apoyo y compañía.
Apoya el intercambio y producción femenina
La tecnología ha propiciado la existencia de canales alternativos hechos por mujeres en los que se ofertan o intercambian productos hechos por ellas. Este ejercicio también es recomendable en círculos más pequeños, como el de tus amigas o familiares. Basta con que vean qué pueden intercambiar, aprender o incluso vender entre ustedes. Más que consumir por consumir, se trata de apoyo profesional y económico.
No es tu enemiga
Ni por su posición en el trabajo, ni por sus citas, ni por su apariencia o edad, o por su forma de pensares tu enemiga. La competencia de este tipo con otra mujer no sólo es innecesaria, sino tóxica. Aunque cada vez más se rompen este tipo de rivalidades, nunca sobra reafirmar la sororidad como práctica cotidiana que aplica a todos los ámbitos.
“Respetarnos y darnos apoyo mutuo entre mujeres, más allá de las diferencias, nos lleva a destrabar miedos que nos impiden avanzar en la batalla por la equidad de género”, concluye Rocío Cardosa.
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