Lo que nadie te dice sobre el DIU y el dolor que provoca

Estos anticonceptivos que duran hasta 12 años podrían –literalmente– salvar vidas, pero hay una trampa: llevarlo puede sentirse como la muerte.

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Lo que nadie te dice sobre el DIU y el dolor que provoca

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¿Por qué nadie habla sobre lo molesto y doloroso que en realidad es ponerse el DIU?

Tu mejor amiga del trabajo, tu hermana, todo #DIU en TikTok y cualquier otra mujer que se haya colocado este dispositivo te hablará de los pellizcos, las punzadas y calambres avasalladores que les hicieron ver a Dios. Es cierto que a la gente le gusta adornar sus historias de terror, pero también es importante analizar los datos concretos, como el hecho de que, según un estudio publicado en el Journal of Family Planning and Re- productive Health Care, el 78% de las mujeres consideran que ponerse un DIU es moderada o gravemente doloroso; o que en una encuesta reciente de Cosmopolitan US, el 69% de las encuestadas afirmaron que la intervención era “bastante horrible, la verdad”.

Así que te comparto la gran pregunta, la razón por la cual esta historia es una historia: ¿por qué muchos médicos (si no es que la mayoría) siguen afirmando a las pacientes que la inserción del DIU solo implica “algunas molestias”?

Por ASHLEY OERMAN

Lo que nadie te dice sobre el DIU y el dolor que provoca

La respuesta es –como ya habrás adivinado– complicada. Empecemos por el procedimiento en sí, el cual, con toda sinceridad, suena aterrador. En primer lugar, un médico utilizará un tenáculo (mueve los ojos a la derecha) en la parte exterior del cuello uterino, el tejido tubular situado en la parte superior de la vagina. Insertará una regla en forma de sonda a través del orificio cervical para medir el útero y, a continuación, retirará la regla y empujará un dispositivo un poco más ancho que desplegará el DIU, colocándolo en la punta del útero. Retirará el dispositivo, cortará los hilos del DIU (dejándolos asomar por el cuello del útero para cuando llegue el momento de extraerlo) y quitará el tenáculo. Todo el proceso durará unos cinco minutos o menos, indica Amanda M. Silbermann, directora médica de Ginecología y Obstetricia en NYU Langone Health, en Nueva York.

Cuando el médico de Meghan* le explicó que sentiría unos ligeros calambres solo por unos segundos durante la inserción del DIU, “no me puse nerviosa”, reconoce ella. “Luego recuerdo que dije: ‘¡Maldición!’, porque era un dolor que nunca había sentido”. Respiraba hondo y pensaba: “Dios mío, ¿esto no va a acabar nunca?”. Al final, Meghan quedó contenta con el DIU; sin embargo, me confiesa que se sintió frustrada por la desconexión entre la forma en que su médico le describió lo que le esperaba y lo que sintió en realidad. En la comunidad médica, la creencia es que, aunque la inserción del DIU resulte incómoda, termina rápido y, además, se obtiene una década de anticonceptivos a cambio de las molestias, como me explica Jessica Horwitz, directora clínica en Tia Care, un centro médico para la mujer en San Francisco. Es el tipo de ra- zonamiento que suele estar arraigado en la desestimación institucional de las preocupaciones y quejas de las mujeres, una cuestión sistémica (¡y sexista!) que permite a muchos médicos aceptar esa “incomodidad” como statu quo.

Lo que nadie te dice sobre el DIU y el dolor que provoca

Lo que nadie te dice sobre el DIU y el dolor que provoca

Pero aún así, ¿por qué?

Mira, no es que a los médicos les importe poco tu dolor: ocurre que no pueden hacer mucho al respecto. A diferencia de, por ejemplo, una biopsia, ellos no pueden ofrecer ningún medicamento durante o después de la inserción del DIU. No se ha demostrado que la lidocaína tópica funcione. Los anestésicos locales en el cuello uterino antes de la intervención podrían ayudar con la parte relativa al tenáculo, pero no servirían de nada para cuando se introduce el DIU (anecdóticamente, la parte más dolorosa). La mayoría de los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, no son eficaces para reducir el dolor de inserción en las per- sonas que no han tenido un parto y, según otros estudios, es posible que el ibuprofeno tomado con antelación tampoco reduzca el dolor tras la inserción del DIU. ¿Te sientes frustrada? Deberías.

“A veces bromeo diciendo que si los hombres se sometieran a esta intervención, lo harían con anestesia general”, comparte Horwitz. Aunque el peligro asociado a la anes- tesia general es significativamente mayor que el riesgo de la inserción del DIU por sí sola, añade. Y la inyección de lidocaína en el cuello del útero también es dolorosa y podría prolongar todo el proceso. Además, a pesar de que muchas mujeres comparten sus historias, es difícil predecir quién sentirá un dolor cegador y quién no: algunas pacientes afortunadas experimentan esas leves molestias de las que hablan los médicos (sobre todo después de un parto vaginal, continúa Horwitz) o casi ningún dolor. De manera histórica, detalla la doctora Silbermann, “sabemos que el procedimiento es demasiado incómodo, pero en general, las pacientes lo toleran bastante bien” (véase nuestra nota anterior acerca de la sensación de frustración).

Uso del DIU anticonceptivo

Lo que nadie te dice sobre el DIU y el dolor que provoca

El dolor frente a la ganancia

Hasta que la ciencia se interese más por el cuerpo femenino, nos queda una opción anticoncep- tiva que para muchas es ridículamente dolorosa, pero increíblemente eficaz para todas (los DIU tienen una eficacia superior al 99%, para ser precisos). Lo mejor es que te pongas en manos de un médico honesto, como hizo Claire* antes de ponerse el DIU. Su médico le dijo: “Serán unos siete segundos del peor dolor de tu vida”. Y así fue. “Cuando empezó el proceso pensé: ‘Estoy jodida’”, recuerda, pero sigue agradeci- da de que su médico fuera sincero sobre lo que sintió como “un golpe muy fuerte en el cuello del útero durante el cólico menstrual más intenso de mi vida”. Y agrega: “Todos los médicos debe- rían ser igual de francos con sus pacientes”.

Por supuesto, debes sentirte libre de hacer muchas preguntas, todas las que necesites para estar confiada, y si estás nerviosa, pide ayuda para la ansiedad o pregunta por un bloqueo paracervical. Acércate a tu médico para que te ex- plique con lujo de detalle los distintos tipos de DIU (unos son más pequeños que otros) y haz coincidir la intervención con el final de la menstruación, cuando el cuello del útero está algo más abierto. Si no te sientes atendida con seriedad, busca otro médico. No lo dudes.

Por último, comenta a tu médico qué sentiste en realidad durante la inserción, sobre todo si le restó importancia. No depende de ti cambiar el sistema, pero ser sincera puede animar a la próxima persona a ser más honesta.

Mujer en el ginecólogo

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