Cuando el cáncer de mama se manifiesta en la vida de una mujer, su historia adquiere una forma caleidoscópica, en la que cada integrante de la familia mira desde su perspectiva una imagen diferente de la situación y también de quien le hace frente en primera persona al padecimiento. Así es como los hombres miran a sus parejas.
Magdalena, Hace 22 años que nos casamos; estaba enamorado de tu sonrisa, tu ternura, tu sensibilidad y del gran amor que compartes a los demás, estaba seguro que eras una persona especial y, ahora, después del cáncer, de la gran lucha que has realizado, de la fortaleza y tenacidad que demuestras día a día, sé que sigo enamorado de una persona única. Soy testigo del enorme compromiso que tienes por la vida, del ánimo que pones por sentirte bien, aunque sea difícil. Reconozco el gran esfuerzo que haces por alcanzar tus sueños, por vivir momentos de alegrías en familia, pero en especial, por seguir impulsando la vida de nuestros dos hijos, eres una mujer muy valiente. Sé que no ha sido fácil, pero estoy orgulloso de poder compartir este camino contigo; saber que está a mi lado una gran mujer como tú me da las fuerzas necesarias para seguir luchando y estar a tu altura. Seguiremos aprendiendo juntos de todo esto, gracias por ser el ser humano que eres, gracias por ser mi esposa, te amo. Carlos