Se estima que en el mundo habrá 55 millones de fumadores de cigarros electrónicos en 2021, importante pronóstico que debemos considerar al pensar en nuestra salud. Te damos las claves para tomar una decisión consciente.
Por: José Antonio Blasco
Seguros y sanos, una alternativa socialmente aceptable de consumo frente al tabaco, una herramienta de ayuda para quienes deseen dejar de fumar... estos son algunos de los mitos que se han formado –en especial gracias a internet– alrededor de los cigarros electrónicos (también llamados e-cigarrillos, e-cigs o sistemas electrónicos de administración de nicotina) y que les siguen ganando popularidad en los últimos años, hasta que comenzaron a llegar las malas noticias: las autoridades sanitarias de Estados Unidos, donde hay más de 10 millones de vapeadores, confirmaron el pasado septiembre la sexta muerte en ese país por enfermedad pulmonar asociada al consumo de estos dispositivos, registrándose –durante 2016– cien casos de quemaduras en usuarios por la explosión de la bate- ría de un cigarro electrónico.
“Cada vez hay más evidencias científicas que demuestran que la composición del vapor que emiten tiene gran cantidad de sustancias tóxicas que pueden dañar la salud de los consumidores, provocar adicción e incluso llegar a explotar y causar daños severos en rostro y manos”, afirman en el artículo El cigarrillo electrónico mitos y realidades* la Dra. Guadalupe Ponciano Rodríguez (vicepresidenta de la Comisión de Prevención y Educación del Consejo Mexicano Contra el Tabaquismo) y César Pliego Rosas (licenciado en Psicología y especialista en intervención clínica en adultos y grupos).
En India fue prohibida la producción, importación y venta de los dispositivos de vapeo; en México la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) aclara que no cuentan con registro sanitario y su venta es ilegal.
Asimismo, las autoridades de Nueva York, junto al magnate Michael Bloomberg, trabajan para evitar la adquisición de estos productos por parte de los adolescentes y jóvenes. La aún corta existencia de esta opción en el mercado (apenas 10 años) le impide afirmar con absoluta seguridad a la comunidad científica que sea menos lesiva que las tradicionales, mientras la publicidad vende lo contrario, creando una gran confusión entre la población, esto sin contar con el vacío legal que abunda sobre el tema en diversos países. Es importante que conozcas los datos más recientes de estos dispositivos que se presentan como sustitutos del cigarro común antes de considerar usarlo.
