Algo pasa muy seguido con los influencers, es que ponen de moda ciertas prácticas de wellness que nos surge el interés por intentar, pero por atractivo que parezca, es importante investigar sobre el tema para saber si se corre algún riesgo o si realmente es benéfico para nosotras. En este caso aquí te contamos lo que necesitas saber de la inmersión en frío y si realmente es bueno para las mujeres.
Inmersión en frío para mujeres: beneficios reales y riesgos
Últimamente, los baños de hielo (cold plunge o inmersión en frío) se han convertido en tendencia en redes sociales. Influencers, atletas y celebridades los incluyen en sus rutinas como si fueran la clave definitiva del bienestar. Pero si eres mujer y te lo estás planteando, hay cosas que necesitas saber antes de meterte a una tina llena de hielo.
La inmersión en frío consiste en sumergirse en agua entre 10 °C y 15 °C por unos minutos. El objetivo es desencadenar una serie de respuestas fisiológicas que podrían traer beneficios físicos y emocionales. Entre ellos destaca la reducción de inflamación muscular, aumento de energía, mejora del estado de ánimo, mayor claridad mental y una recuperación más rápida después del ejercicio. Suena hasta milagroso, ¿no?
Sin embargo, cuando se trata del cuerpo femenino, la ciencia sugiere que los efectos no son exactamente los mismos que con los hombres. Expertas como la Dra. Stacy Sims explican que las mujeres, debido a factores hormonales y su mayor proporción de grasa subcutánea, no siempre responden al frío de la misma manera que los hombres.
Por ejemplo, muchas mujeres no activan el mecanismo de “temblar” al estar en temperaturas muy bajas. Este detalle es importante porque ese temblor genera un impulso metabólico útil para quemar calorías y mejorar el metabolismo de la glucosa. Si no se activa, se pierde parte del beneficio.
Además, estudios han mostrado que temperaturas extremadamente frías (por debajo de 10 °C) pueden resultar más perjudiciales que útiles para las mujeres. En cambio, cuando se usa una temperatura más templada, entre 15 °C y 16 °C, los resultados suelen ser más seguros y sostenibles.
En ese rango, se ha observado una ligera reducción de la inflamación muscular, mejor calidad del sueño y un impacto positivo en el estado de ánimo, gracias a la liberación de neurotransmisores como la dopamina.
Eso sí, no todo es color de rosa, también hay riesgos, desde hipotermia y arritmias hasta efectos negativos en personas con condiciones cardíacas o de presión arterial. Si ya tienes sensibilidad al frío o estás atravesando desequilibrios hormonales, es mejor consultar con un especialista antes de probar.