Checa estas frases y ríete recordando cada etapa que has pasado a su lado, porque aunque no parezca, todo lo que dice tiene un porqué.
“Mientras vivas en esta casa, se hace lo que yo diga?
¿Sabes cómo se llama eso? Anarquía.
“Si lo busco y lo encuentro, ¿qué te hago?”
Ese inexplicable fenómeno que aparecía cosas cuando ella abría el refri y las desaparecía cuando lo abrías tú.
“Síguele de chistosito con las visitas”
A veces no era necesario mencionar una palabra o hacer contacto físico, con abrir los ojos grandes y pelar los dientes discretamente ¡era más que suficiente!
“Cuando tengas hijos te vas a acordar de mí"
No hace falta llegar a tenerlos para entender muchas cosas que antes no tenían sentido.
“Un día me voy a ir de la casa, a ver qué hacen sin mí"
La pregunta es, ¿a dónde se iba a ir? ¿Qué, nadie se lo cuestionaba?
“Pregúntale a tu papá"
¡Pobre de tu papá! ¿Sabes cuántas veces tuvo que adivinar cuál era la respuesta correcta? y seguramente no le atinó nunca.
“Te he dicho mil veces lo mismo”
¿Mil? Y si seguías insistiendo subía la cifra a UN MILLÓN.
“Haz lo que quieras”
A lo que ella se refería: que ni se te ocurriera salir de tu cuarto? o pensar en salir? o soñar con salir. ¡Cuidadito!
“Te voy a dar una razón para llorar”
Y más te convenía aguantar las lagrimas aunque hiperventilaras.
“Si tus amigos se avientan de un puente, ¿tú también?”
Pues sí ¿no? Los amigos de la pubertad ¡eran los amigos de la pubertad!
“Esta casa no es hotel”
Ok, ok, tenía un punto, pero ¿qué son las 3am de vez en cuándo?
“Algún día me lo agradecerás”
Efectivamente.
“Voy a contar hasta 3"
Qué ternurita cuando contaba medios números...
"¿No tienes nada que hacer? Lava los platos/tiende las camas/barre”
Que no se te ocurriera mostrar señales de aburrimiento, porque siempre podías ponerte a estudiar o a limpiar la casa.
“No te mandas sola”
¿Te imaginas qué sería de ti si de verdad te hubieras mandado sola? ¡Escalofríos de pensarlo!
?? (?) ¡Contéstame!
?? Es qu?
?? ¡No me respondas!
Sabes que se la tienes que aplicar a tus hijos, es un touché indiscutible.
“Te lo digo por tu bien”
Y hoy nos queda claro que así era ¡gracias mamá!
