The Body Shop: la icónica marca de belleza activista es más sustentable que nunca

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Vivimos en un mundo en el que el hombre depreda los recursos naturales sin pararse a pensar en las generaciones del futuro, todo lo contrario a lo que hace The Body Shop.

Hace unos días fue el día de la Tierra, un pretexto perfecto para sacar a la luz cifras aterradoras sobre el estado del planeta, como que al año, el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosque, una extensión similar a Islandia o que alrededor de un millón de especies animales y plantas hoy se encuentran en peligro de extinción.

Los seres humanos consumimos más rápido de lo que se regeneran los recursos naturales, lo que nos pone en un escenario catastrófico en el que no tendremos lo necesario para sobrevivir en un futuro no tan lejano. Pero, ¿y si buscáramos hacer que nuestro paso por la Tierra fuera sostenible en el tiempo?

Desde sus inicios, The Body Shop ha buscado darle respuesta a esta pregunta.

La icónica tienda de skincare y maquillaje ‘cruelty free’ y activista tiene varias décadas en las que sus valores a favor del cuidado del ambiente, los derechos de los animales y el trato justo hacia sus proveedores, la han hecho un modelo de lo que es una empresa socialmente responsable. Incluso fue la primera marca internacional de belleza que luchó contra la experimentación en animales en el mundo de la cosmética.

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Además, la marca tiene un programa pionero de Comercio Justo con Comunidades, el cual tiene en marcha desde 1987. A través de este se obtienen ingredientes y accesorios éticos y de alta calidad de parte de agricultores y artesanos de todo el mundo.

Este programa trabaja bajo el lema “comercio, no ayudas” y busca que los socios de The Body Shop puedan tener independencia financiera gracias al comercio justo, el cual implica el desarrollo de alianzas a largo plazo, debido a que la marca paga precios justos, términos comerciales favorables, ayuda especializada a los productores y acceso a un mercado de comercio internacional.

Incluso algunos de los productores reciben fondos adicionales para invertirlos en proyectos comunitarios de educación, salud y salubridad.

Una marca con corazón activista

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En 1976, cuando prácticamente ninguna mujer estaba incursionando en el mundo de los negocios, Anita Roddick fundaba en Brighton, Inglaterra, The Body Shop.

Pero no solo fundó una empresa de belleza, sino que Anita lo hizo con una profunda convicción social: que los negocios podían ser una fuerza para el bien. De esta manera, la activista se convirtió en una pionera de las empresas responsables.

Su objetivo era crear una marca para el cuidado de la piel que tuviera una inspiración natural y que tuviera un corazón activista, al abanderar causas como el activismo por los derechos humanos, el reciclaje, el respeto por los derechos de los animales, el empoderamiento de la mujer y el trato justo a los agricultores y proveedores.

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Durante los más de 40 años de existencia, los productos de The Body Shop nunca han sido testados en animales y nunca se ha explotado a nadie para hacerlos, ya que siempre se ha trabajado de forma justa con el objetivo de que las comunidades prosperen al relacionarse con la marca.

“Las dimensiones social y medioambiental están en el mismo corazón de nuestra empresa. No son ni el primero ni el último de nuestros objetivos, sino una constante en todo lo que hacemos”, solía decir Anita Roddick sobre los valores de su marca.

¿Estás lista para vivir este nuevo concepto de tienda? No te lo pierdas en Perisur, a partir de este 27 de abril.

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