Estos sencillos tips que fácilmente puedes llevar a cabo te pueden ayudar a acelerar tu metabolismo y por lo tanto a perder más grasa de manera más rápida.
No vayas a restaurantes de comida rápida. Aunque tengas planeado comerte una inofensiva ensalada, es fácil caer en la tentación de pedir un helado o algún otro postrecito.
Añade especias bajas en sodio y picante a tus alimentos. Al darles gusto a tus papilas, te sentirás más satisfecha. ¿Quieres algo dulce? Masca chicle sin azúcar o cómete una pieza de fruta a media tarde.
Llena tu refri y alacena de tentempiés saludables. Como queso reducido en calorías, jitomates cherry, pechugas de pollo precocidas, pan pita, frutas y lo más importante ¡muchas verduras!
La mejor dieta es aquella donde comes más, no menos. Come más frutas y vegetales que son ricos en agua y fibra y te ayudarán a mantenerte satisfecha y bien nutrida.
No te subas a la báscula todos los días. Una vez por semana es más que suficiente para medir tu progreso.
Come proteína en cada comida y colación. Como huevo, carne, pollo, pescado, soya, nueces o yogur. Te satisface más que los carbohidratos y te ayuda a conservar tu masa muscular y a acelerar la quema de grasa.
Una porción de carne equivale al tamaño de tu puño cerrado. Si es un corte grueso, y a la palma de tu mano si es fino.
Si las leguminosas te causan inflamación abdominal elimínalas de tu dieta. O baja su consumo por lo menos en lo que llegas a tu peso ideal.
Vigila lo que comes por la noche. Esos momentos de relajación frente a la tele te hacen vulnerable a romper tu dieta. Cierra la puerta de la cocina o cerciórate de tener snacks saludables, como galletas de 100 calorías o yogur light.
El sodio te hace retener agua (y pesar más). Reduce al mínimo tu consumo de sal, salsa de soya alta en sodio y condimentos altos en este mineral.