Lo primero que debemos de entender es ¿qué es el privilegio? Pues bien, es “un derecho especial o ventaja disponible sólo a una persona en particular o a un grupo de personas, en el contexto de iniquidad social; significa que, algunos grupos de personas, son tratadas mejor que otras basadas en su raza, genero, clase social, sexo o habilidad física”, según explica Franchesca Ramsey podcaster, presentadora de MTV Uncode y autora de “Well that escalated quickly”. Es decir que todos tenemos privilegios de una forma u otra, podemos ser más inteligentes que otros o tener mayor capacidad física para los deportes, el problema escala cuando esta “ventaja” nos hace ciudadanos de segunda clase, es decir, cuando sufrimos discriminación por no ser hermosos o por no ser blancos. “Cuando decimos que alguien tiene privilegios, las personas se sienten atacadas por el contexto en el que se vive el privilegio, lo haces sentir como un derecho y no algo que todos tenemos en diferentes escalas”, continúa Franchesca. “Tener mayores privilegios no debe hacerte sentir mal, tener más que otros no te hace una persona horrible, lo que sí tienes que hacer es hablar sobre esto para que, dejando la culpa atrás, puedas decir tus opiniones sobre el tema y crear visibilidad, de esta forma harás que las personas puedan retar al sistema y así dejar de perpetuar la iniquidad actual”. Pero qué pasa cuando estos privilegios no son obtenidos o ganados, es decir cuando naces con ellos, por ejemplo cuando tienes ciertas características que la sociedad considera “hermosas” o “bonitas”, nadie pide nacer con cabello rubio u ojos azules, esto es dado por tus padres y su genética. “La primera vez que me di cuenta que tenía privilegios fue cuando tenía 12 años, usaba lentes y tenía brackets, iba de copiloto con la abuela de mi mejor amigo de entonces y le dije ‘voy a quitarme los lentes, dejar los brackets y entonces seré guapo y todos querrán salir conmigo’ a lo que ella respondió ‘ah hijo, ya eres muy guapo y muy lindo’ lo sentí tan cierto que me reafirmo lo que muchos decían: que yo era guapo”, dice Matthew J. Dempsey Psicoterapeuta por la Universidad de Columbia, “si tienes un cabello espectacular, rasgos simétricos, un cuerpo atlético o simplemente te sacaste la lotería genética, esto puede hacer que tengas mayor privilegio sobre otros, ya que mucha gente te tratará mejor, poniendo en tela de juicio si realmente lo mereces, al final del día no trabajé para medir 1,90, ser blanco y tener rasgos `bonitos’ esto es algo con lo que nací”. En una sociedad justa esto no tendría que importar y deberíamos de ser tratados como iguales sin importar como nos veamos. “Todos debemos de ser tratados de la misma manera y sin ser juzgados por otras características tanto físicas como monetarias, pero eso no pasa en nuestra sociedad. El tener privilegios no tiene nada que ver con que seas rica, una mala persona o que no sufriste para obtener lo que tienes ahora (físico o emocional) se trata más bien que hay algunos retos que tú no sufrirás por ser quien eres, así que cuando se ha vivido toda la vida de esa forma es un tanto difícil que puedas reconocer que tienes privilegios y entender a fondo a todos aquellos que les ha costado un poco más que a ti”, dice Franchesca, es decir que por el hecho de tener ciertas cosas que nos dan ventaja, deberíamos de utilizarlas para crear mayor visibilidad en el mundo en el que vivimos, por ejemplo si alguien es muy inteligente debería de luchar porque las escuelas ayuden a los alumnos a tener menor rezago intelectual. Pero en el caso de una persona hermosa es un poco diferente, ya que no pueden luchar para que todos sean socialmente hermosos, “el ser guapo o guapa te da una ventaja sobre muchas cosas como: ser invitado a fiestas en donde normalmente no invitarían a otras personas, he obtenido trabajos de forma más rápida, las citas se facilitan y lo mismo con el sexo, si esto te pasa debes de conocer y reconocer que esto es una ventaja sobre otras personas”, revela Matthew. “Probablemente creas que soy un tipo egocéntrico que sólo te está hablando sobre lo bien que le va en la vida y sobre todo que es MUY guapo, pero ese no es el punto, el punto es que tenemos que crear conciencia sobre nosotros mismos y como ayudar a las personas que no lo tienen tan fácil y sobretodo dar a conocer -algo que probablemente ya sabías- que el privilegio de una persona hermosa es algo real y que muchos no lo tienen claro y que con acciones que parecen vanas puedes llegar a herir a otras personas”, continúa Dempsey, “a lo que voy es que cuando estamos con otras personas y tenemos estos privilegios, debemos de reconocerlos y honrarlos, por poner un ejemplo: En alguna ocasión yo estaba platicando con un amigo que ha sufrido mucho con su peso -ya que aumenta muy fácilmente- en esa ocasión yo me sentía un poco y me quejé diciendo que me sentía horrible y gordo, y su cara cambió por completo y me respondió ‘¡No! No, tú no puedes decir eso, porque no te ha tocado el sufrir de sobrepeso, tener que hacer dieta o ir más veces al gimnasio, sentirte incomodo cuando te invitan a una pool party y no creer que eres lo suficientemente delgado para ponerte un traje de baño’. Fue cuando entendí que él tenía un punto y me disculpé, ya que para mí no ha sido difícil el ponerme un traje de baño o conseguir quemar grasa sólo”. Es por esta razón que debemos de conocer qué es lo que pasa cuando tienes un tipo de privilegio, para poder ayudar a las personas y entender qué pasa por su mente cuando por ejemplo son rechazados de un trabajo por su color de piel o el entrenador en el gimnasio les da la espalda por tener sobrepeso. Esto lejos de incomodarnos nos debe de ayudar a entender que la sociedad algunas veces (sino es que muchas) es un tanto injusta sobre todo con las personas que se ven diferentes a lo que socialmente es “bonito”. Algunos dirán que es una moda y que todo el mundo se está “tirando al drama” pero no es así, el crear visibilidad sobre estos temas ayuda a que poco a poco se vayan rompiendo estos tabúes y conciencia en las personas que componen nuestra sociedad y que al crear empatía podamos crecer emocionalmente. “Cuando nos damos cuenta que tenemos un privilegio podemos darle paz y tranquilidad a otros, reconociendo de una forma sencilla, su esfuerzo y todo lo que hacen para llegar al punto en el que otros ya están”, indica Matthew. “Lo que hagamos con nuestro privilegio es lo que nos hace mejores o peores personas, por esta razón debes de utilizar este poder para mejorar la vida de las demás, ya sea con un empujón emocional al reconocer su lucha o con el ayudar a las personas a entender que el ser hermoso no depende sólo del exterior”. Así que pon tu grano de arena, ya sea que tengas privilegio por ser guapa o por ser mejor en los deportes, utilízalo para ayudar a otros, puedes explicar la rutina de yoga si ves a alguien perdido la primera clase y el maestro no le pone atención o platicar con la persona nueva que acaba de entrar a trabajar en tu oficina. “El ser privilegiado es algo que todos debemos de poder sentir una vez en nuestra vida, por ejemplo como una mujer heterosexual no tengo problema en pasear con mi esposo por la calle sin que nadie nos juzgue, pero eso no sucede con todos, pero con la visibilidad que creemos podemos tener una sociedad más equitativa en todos los sentidos”, concluye Ramsey. También puedes leer: “Mente limpia y fuerte todos los días”