Andar en bici no solo ayuda a preservar el planeta, también es una de las rutinas más eficaces que existen. He aquí la manera en la que puedes convertirte en una esbelta máquina quemagrasa.
Aniquila calorías
Una mujer de 61 kilos que pedalea a una velocidad de 20 a 25 kilómetros por hora arrasa con 488 calorías en 60 minutos.
Aprovecha el trayecto
Hoy en día, la gente busca vivir cerca de sus trabajos. Si eres una de ellas y tu oficina queda a cinco minutos en auto, utiliza la bici al menos dos veces a la semana, lo cual se convierte en un recorrido de 20 minutos de ida y otros 20 de regreso y una quema de 3,000 calorías al mes: ¡cerca de kilo y medio de grasa!
Cada músculo siente el trabajo
Busca una pendiente que te tome de 3 a 10 minutos subir. Asciende unas dos o tres veces y tarda sólo la mitad del tiempo en bajar y repite. Pedalear de pie mientras subes involucra tu centro y tus tríceps.
Te tonifica completita
Los ciclistas se distinguen por sus piernas perfectamente torneadas. Después de todo, los cuádriceps, los glúteos y las pantorrillas son los propulsores de la bicicleta. Pero trabajar con diferentes posiciones en el manubrio también esculpe la parte superior de tu cuerpo, dándole un balance tonificado.
Despierta la energía
¿Te sientes decaída? Un estudio publicado en el diario Psychotherapy and Psichosomatics arrojó que andar en bici incrementa los niveles de energía y disminuye los de la fatiga en 65%. ¿Por qué? Rodar hace que tu cerebro libere un neurotransmisor llamado dopamina, el cual está ligado con la energía.
Protege tus articulaciones
Andar en bicicleta ejerce menos presión en las rodillas, los tobillos y la columna, que caminar o correr. Encuentra el equilibrio: la rodilla de tu pierna más extendida debe estar ligeramente doblada (unos 25º) sobre el pedal. Si está demasiado estirada o muy doblada, lleva tu bici a una tienda especializada y que un profesional la ajuste a tu medida.
