Nutrición y cáncer de mama: Todo lo que debes saber

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A nivel mundial se estima que cada año se detectan 1.38 millones de casos y hay 458 mil decesos por esta causa, siendo el tipo de cáncer de más incidencia entre las mujeres, según la OMS.

Por: LNCA NATALIA REYNOSO K Sígueme en Instagram @nutri.natreynoso La incidencia de enfermedades oncológicas se ha incrementado considerablemente en todo el mundo y el cáncer de mama no es la excepción, constituye la afección más común entre todas las mujeres y, por consiguiente, una grave amenaza para la salud. Una de cada ocho mujeres tiene riesgo de padecer cáncer de mama a lo largo de la vida y una de cada 28 de morir por esta enfermedad. Entre los factores de riesgo, se encuentran los factores genéticos (antecedentes familiares directos), el sexo femenino, edades mayores de 35 años, factores hormonales, etc. Sin embargo, existen otros factores de riesgo que son modificables y que están relacionados con el ambiente y el estilo de vida, como lo que es el sobrepeso y la obesidad (especialmente en la posmenopausia), algunos factores dietéticos y el alcoholismo. El cáncer de mama es tres veces más común en las mujeres sedentarias, obesas y con actividades que demandan poca actividad física. Se conoce que la dieta tiene un papel importante en el cáncer de mama. Una dieta hipercalórica, a base de grasas saturadas, harinas refinadas, grandes cantidades de azúcar, conservadores y aditivos es predisponente para el desarrollo de cáncer de mama, al igual que el escaso consumo de frutas y verduras, pescado y vitaminas A, C y D, constituye una dieta de riesgo.

RECOMENDACIONES NUTRICIONALES

  • Integrar en la dieta todos los grupos de alimentos ( frutas y verduras, proteínas magras, cereales y granos enteros, legumbres y grasas saludables)
  • Reducir la ingesta de grasas saturadas y evitar alimentos fritos, capeados, empanizados
  • Reducir el consumo de carnes rojas y evitar las carnes procesadas ( ej, embutidos, carnes frías, ahumados)
  • Consumir diariamente variedad de frutas y verduras, ya que contienen antioxidantes capaces de neutralizar los radicales libres involucrados en el desarrollo de alteraciones celulares que son el inicio del cáncer.
  • Incrementar el consumo de fibra
  • Disminuir el consumo de azúcares refinados
  • Evitar el consumo de alcohol

El elevado número de casos de cáncer de mama hace que las investigaciones se centren en el estudio de los factores que puedan frenar su incidencia.

Estos alimentos que se consideran protectores, según las investigaciones:

  • Brócoli: Es rico en sulforafano que acelera la eliminación de sustancias tóxicas del organismo. Además, el brócoli contiene otros componentes que pueden detener el proceso de proliferación celular en las etapas iniciales del cáncer de mama
  • Cebolla y ajo: Estimulan las defensas naturales y protegen a las células
  • Cúrcuma: Esta especia tiene una poderosa acción antiinflamatoria, lo que puede ayudar a prevenir el cáncer. Y es que los procesos inflamatorios favorecen que las células malignas proliferen. Además, gracias a los curcuminoides que contiene, es antitrombótica (fluidifica la sangre y evita la formación de trombos) y antioxidante.
  • Alimentos ricos en vitamina A y C (antioxidantes) tales como zanahoria, mamey, espinaca, calabaza, mango, naranja, toronja y fresa: Estas vitaminas protegen las células de sustancias agresivas y por lo tanto, reducen la probabilidad de cambios que puedan producir cáncer.
  • Aceite de oliva: Según las investigaciones, el aceite de oliva virgen consumido de forma habitual hace que se generen patrones hormonales que no estimulan los procesos cancerígenos.
  • Frutos secos: Aportan, entre otras sustancias beneficiosas, ácido fólico y vitamina B6. Y según un estudio publicado en el “Journal of the National Cancer Institute”, una dieta rica en estos nutrientes reduce las probabilidades de desarrollar cáncer de mama, sobre todo después de la menopausia.

Recuerda que además de modificar el estilo de vida y la alimentación, es importante la detección oportuna. Por ello, es necesario que a partir de los 20 años te realices una autoexploración mensual para poder identificar cambios anormales en tus pechos, así cómo también a partir de los 40 realizarte de manera anual una mastografía. PREVENIR ES VIVIR

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