Al verte al espejo más guapa de lo normal, tu cerebro mandará señales positivas e inevitablemente tu ánimo mejorará.
Los días que menos ánimos tengas de arreglarte, maquíllate un poquito más de lo normal:
Engaña al espejo
Es probable que se te haya dificultado dormir durante los últimos días y las ojeras empiecen a asomarse, o el estrés esté haciendo de las suyas con granitos, así que una capa de polvo traslúcido pondrá uniforme tu piel y el espejo no te recordará una y otra vez lo mal que dormiste.
Irradia luz
Pestañas chinas con rímel es un básico, puedes añadir un poco sombra clara que le dará luz a tu mirada (los tonos dorados son cálidos y fáciles de usar, excelente opción) y una línea negra te abrirá los ojos.
Enmarca tu mirada
Ya están listos los ojos, pero unas cejas delineadas siempre te darán firmeza y automáticamente cambiará todo tu semblante.
Dale brillo a tu rostro
En la parte más prominente de los pómulos aplica rubor y extiéndelo horizontalmente para darle calidez a tu rostro, te dará ese efecto de sonrojo que aparece naturalmente cuando te emocionas.
Sonríe
Elige un tono claro, ya sea rosa, nude o tu brillo favorito, para seguirte viendo natural. Recuerda que tus labios albergan sensualidad y comunicación.
No tardarás más de 15 minutos de lo normal y sentirás la diferencia casi automáticamente, desde la mirada que robarás al entrar, hasta la seguridad que te dará platicar con tu jefe o alguno de tus compañeros.
Para lucir radiante todos los días aun sin maquillaje, sigue estos consejos.