Lloras, sudas, te pones roja como tomate... En la oficina, ¡no tiene por qué volver a pasarte!
1. Estás hablando en una junta y sientes que tu rostro se está poniendo rojo. Cuando estás estresada, respiras rápido, por lo que tus vasos sanguíneos se dilatan para canalizar más oxígeno y sangre a tus músculos; por esta razón, el color empieza a subir a tu cara.
Solución: “Bebe agua fría antes de una situación estresante y lleva una botella contigo en caso de que necesites otro sorbo”, dice la Dra. Amy Wechsler, dermatóloga y psiquiatra de Nueva York. Esto ayudará a refrescar tu cuerpo.
Al momento: Concéntrate en lo que intentas hacer. Según un estudio, cuando la gente sonrojada se enfoca en una tarea específica, su cara regresa a la normalidad.
2. Sudas como si estuvieras en tu clase de bikram. La ansiedad empeora la sudoración, pero algunas personas tienen hiperhidrosis (sudoración excesiva), la cual es incitada por el estrés, como dice la Dra. Wechsler, y “puede ocurrir a cualquier temperatura”.
Solución: Procura usar blusas un tanto holgadas y de telas naturales, como algodón y bambú, que atrapan menos calor que las sintéticas, como el poliéster. ¿Sudas mucho en cualquier circunstancia? Tu doctor podría recomendarte un poco de Botox.
Al momento: Recita tu mantra.
3. Un compañero de la oficina critica tu trabajo y empiezas a sentir cómo se acumulan las lágrimas. El llanto parece estar en el ADN de algunas personas. “Una gran parte de la población tiene una respuesta inmediata al estrés; de hecho, un estimado del 40 al 60% son hiperrespondedores”, afirma Baim.
Solución: Haz el hábito de respirar lenta y profundamente, pues esto activa otra sección del sistema nervioso. Según Baim debes practicarlo tan a menudo como puedas. En otras palabras, mientras más respires, será menos probable que llores (y pierdas el control).
Al momento: Piensa en algo gracioso. La clave es desviar las preocupaciones. “Cambia tu reacción al estrés y distrae tu cerebro de entrar en crisis. Te tranquilizarás sorprendentemente rápido,” afirma Baim.
4. Te aparece un fuego en el labio justo antes de comenzar tu presentación. Estos fuegos son causados por el virus del herpes. “Tienden a aparecer cuando estás enferma, estresada o si no has dormido bien”, asegura la Dra. Wechsler. También pueden surgir si te asoleaste mucho.
Solución: Si tienes más de cinco brotes al año, pide a tu doctor que te recete un medicamento oral antiviral, como Valaciclovir. Otro remedio preventivo que puede ayudarte: utiliza un bálsamo para labios con FPS, porque el sol puede activar estos fuegos. Además, no compartas toallas, cubiertos, tampoco bebidas.
Al Momento: Aplica ungüento antibiótico con Bacitracina; después, difumina con una base. “Asegúrate de no usar nada seco”, recomienda la Dra. Welchsler. “Debes tener el área húmeda para que sane”. Y no entres en pánico. La mayoría de los brotes desaparecen en una semana.
