La relojería siempre ha estado ligada al estilo, pero pocas casas han entendido tan bien a las mujeres como Tissot. Desde 1853, la firma suiza no solo ha marcado la hora, también ha marcado épocas: primero con delicados relojes colgantes pensados para el sofisticado estilo de vida del siglo XIX, después con los primeros relojes de pulsera femeninos en 1907, adelantándose al boom de los años veinte.
La historia del Tissot SRV es mucho más que un repaso estético: es un viaje a través de la emancipación femenina y los cambios sociales que definieron cómo las mujeres viven, trabajan y disfrutan de su tiempo. Con cada colección, la firma respondió a los deseos de autonomía, elegancia y practicidad que marcaban cada década.
En los años veinte, el art déco se convirtió en sinónimo de modernidad y Tissot se sumó con diseños geométricos y atrevidos que encajaban perfecto con la mujer que conducía, viajaba y reclamaba su lugar en la sociedad. Décadas después, en los setenta, un nuevo impulso de libertad trajo un renacimiento: Tissot lanzó un reloj rectangular con esquinas cortadas y cristal de zafiro facetado, pensado para mujeres activas que necesitaban piezas resistentes sin perder un ápice de sofisticación.
Hoy, la marca suiza retoma este legado con el SRV, un reloj que celebra más de 170 años de historia y rinde homenaje a aquellas mujeres que transformaron las normas. Con un diseño que conecta pasado y presente, el SRV pasa de ser un accesorio a convertirse en un manifiesto de estilo, resiliencia y libertad.
Porque llevar un Tissot nunca ha sido únicamente saber la hora: ha sido llevar un pedacito de historia en la muñeca, con la seguridad de que el tiempo siempre está de nuestro lado.