¿Y si pudiéramos tomar conciencia sobre el cuidado del ambiente a la vez que consumimos skincare y cuidamos de nuestra piel?
Y no solo nuestra piel sino, ¿y si tomáramos conciencia de que a la vez que consumimos cualquier cosa, estamos cuidando nuestro planeta?
Estas preguntas son sumamente importantes en un mundo en el que millones de personas están amenazadas, ya sea por fenómenos naturales o migraciones obligadas debido al calentamiento global, y en el que uno de los pronósticos menos alentador es la extinción de vida marina debido al calentamiento del planeta. En resumen, en un mundo que se está acabando debido a la depredación humana de recursos realizada de manera indiscriminada.
The Body Shop, la opción para aportar cambio
Desde sus inicios en la década de los ochenta, The Body Shop buscó responder a estas preguntas, en un momento en el que prácticamente nadie se planteaba la importancia de cuidar al planeta que habitamos.
La marca nació de la mente de Anita Roddick, una activista ambiental que, al fundar una marca de belleza con la idea de que las empresas también pueden hacer el bien, se convertiría en pionera de las empresas socialmente responsables.
De esta manera, desde sus inicios, esta marca abanderó causas como la defensa de los derechos de los animales, el empoderamiento femenino y el trato justo hacia los proveedores con los que trabaja.
“Tenemos un gran compromiso con el medio ambiente, con las mujeres y con las comunidades desde siempre. Esa es la filosofía de The Body Shop, es una forma de actuar desde hace más de 40 años, no es una novedad: ‘Nosotros existimos para luchar por un mundo más justo y más hermoso’, ese es nuestro propósito”, asegura Sofía Escamilla, brand manager de The Body Shop.
Y en consecuencia con sus continuos esfuerzos de volverse más sustentable, reabrió sus puertas en Perisur, en la Ciudad de México, con un concepto de workshop, el cual es un espacio que tiene el objetivo de dar vida a su propósito de marca.
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Este concepto de workshop consiste en la unión de un espacio de tienda y una experiencia sensorial que permite animar a los usuarios a plantearse soluciones más sostenibles para el planeta, a la vez que busca crear comunidad entre las personas. Además, todos los materiales utilizados en este espacio son reutilizados, reciclados y recuperados.
Pero esto no es lo único novedoso de este espacio. The Body Shop vuelve a sus raíces con una estación refill, mediante la cual busca encaminarse cada día a volverse más sostenible y a estar en consecuencia con uno de sus objetivos:
Para 2022, ser una marca 90% vegana y para 2023, llegar al 100%. Hoy ya algunos de sus productos cuentan con la certificación de The Vegan Society.
Con esto, la tienda de Perisur se convierte en la primera con un concepto workshop en México y en la primera que incluye el sistema refill en América Latina.
Comercio justo
Desde sus inicios, The Body Shop buscó trabajar de una manera justa con sus proveedores. Tiene un programa pionero de Comercio Justo con Comunidades, el cual funciona desde 1987. De hecho, hoy los intercambios comunitarios de la marca representan el mayor programa de comercio justo en la industria cosmética.
A través de esta estrategia se obtienen ingredientes y accesorios éticos y de alta calidad de parte de agricultores y artesanos de todo el mundo. Su lema es, justamente, “comercio, no ayudas”.
“En The Body Shop no solo tomamos las decisiones desde un punto de vista de negocio, sino de responsabilidad social: con qué proveedor decidimos trabajar, cómo seleccionamos a nuestros colaboradores, cómo nos comportamos siempre tiene responsabilidad social, lo que nos lleva a no siempre seleccionar al proveedor más barato, sino al que sea competitivo pero que vaya 100% con nuestros valores”, asegura Escamilla.
Asimismo, este programa tiene como objetivo que los socios de The Body Shop puedan tener independencia financiera gracias al comercio justo. La marca busca pactar con sus proveedores bajo términos comerciales favorables y darles acceso a un mercado internacional, con lo que busca también generar con ellos relaciones de largo plazo.
Por ejemplo, uno de sus productos más famosos, el body butter. “Nuestro producto emblema, que es la manteca corporal, es una belleza y tiene como base la manteca de karité. Esta viene de una comunidad en Ghana y aquí un grupo de mujeres saca y extrae la manteca de karité y nosotros se las compramos a un precio justo”, explica Sofía Escamilla, de The Body Shop.
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De igual forma y bajo este programa, algunos de los productores reciben fondos adicionales para invertirlos en proyectos comunitarios de educación, salud y salubridad, con lo que la relación entre la marca y la comunidad se fortalece.
Finalmente, los productos de la marca nunca han sido testados en animales e incluso se lucha de manera proactiva para evitar esta práctica en la industria cosmética. En 2019, la marca entregó la petición Forever against animal testing en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, un pliego petitorio que incluía la firma de más de 8 millones de consumidores.
La tienda en Perisur tiene las puertas abiertas para recibirte, ¿estás lista para vivir esta experiencia?
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