¿Por qué 2025 fue el año de los Labubus?

En 2025, los Labubus pasaron de collectible a accesorio cotidiano y su éxito responde a una mezcla de nostalgia, juego y estilo personal que podría extenderse en 2026 con un uso más selectivo

Street Style - Berlin - June, 2025

¿Por qué 2025 fue el año de los Labubus?

Jeremy Moeller/Getty Images

Si 2025 tuvo un accesorio inesperado, fue el Labubu. No apareció como una tendencia impuesta desde la pasarela ni como un objeto aspiracional clásico, sino como un gesto lúdico que se filtró en la vida diaria: colgado de bolsos, mochilas y llaves, mezclado con looks serios o completamente casuales. La popularidad de estos maxicharms no se explica solo por su estética, sino por el momento cultural que los volvió relevantes.

Labubu es un personaje creado por el ilustrador Kasing Lung y producido por Pop Mart, una marca que domina el universo de los collectibles contemporáneos. Su lenguaje visual —entre tierno, raro y ligeramente oscuro— conecta con una generación acostumbrada a referencias híbridas, donde lo infantil convive con lo irónico sin contradicción.

En 2025, los Labubus dejaron de ser solo figuras de colección para convertirse en accesorios visibles. Colgarlos del bolso funcionó como una forma de romper con la rigidez del estilo correcto. No importaba si el outfit era minimalista, formal o neutro, el charm introducía una dosis de personalidad sin necesidad de explicar nada. Ese contraste fue parte de su éxito.

También influyó el cansancio frente a los códigos tradicionales de estatus. En lugar de logos evidentes o piezas que buscan validación inmediata, los Labubus operaron desde otro lugar: el de la afinidad emocional. No comunicaban lujo, comunicaban gusto personal. Tener uno no hablaba de poder adquisitivo, sino de identificación cultural.

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Los labubus son el maxicharm de 2025

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Las redes sociales hicieron el resto. Videos de unboxing, colecciones incompletas, intercambios y ediciones específicas crearon una narrativa constante. El formato blind box —donde no sabes qué versión te tocará— añadió un componente de expectativa que se tradujo bien al consumo digital. No se trataba solo de comprar, sino de participar en una dinámica compartida.

Otro factor clave fue la nostalgia reinterpretada. Los Labubus no remiten directamente a una infancia específica, pero sí activan una sensación de apego y juego que contrasta con la seriedad del día a día adulto. En un año marcado por incertidumbre y cansancio colectivo, ese gesto pequeño resultó significativo.

Ahora bien, ¿seguirán estando de moda en 2026? Todo apunta a que sí, pero no de la misma manera. El auge masivo difícilmente se repite idéntico. Lo más probable es que los Labubus evolucionen hacia un uso más selectivo, menos acumulación, más piezas elegidas con intención. Seguirán presentes como objeto de culto, no como tendencia omnipresente.

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En 2026, los Labubus seguirán en tendencia

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En 2026, los maxicharms que sobrevivan serán los que se integren de forma natural al estilo personal, no los que busquen replicar el fenómeno viral. Labubu ya no necesita demostrar nada. Su lugar está asegurado como símbolo de una etapa donde el juego volvió a ser parte del vestir.

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