El cover de Maná que Dua Lipa interpretó en su segunda noche en CDMX

Dua Lipa sorprendió al cantar un himno de Maná que desde 1992 ha marcado a varias generaciones por su energía, su historia y su emoción

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El cover de Maná que Dua Lipa interpretó en su segunda noche en CDMX

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Dua Lipa siempre ha entendido el poder de conectar con el público local, pero su presentación de “Oye mi amor” en México fue mucho más que un guiño de cortesía, fue la reactivación de un himno que ha acompañado a varias generaciones desde principios de los noventa.

Para entender por qué la elección de esa canción fue tan significativa, basta regresar a 1992, cuando Maná lanzó el álbum ¿Dónde jugarán los niños?. Dentro de ese proyecto —que convirtió a la banda en un fenómeno global del rock latino— surgió “Oye mi amor”, un tema que combinaba energía juvenil, ritmo contagioso y una historia que cualquier persona enamorada podía reconocer.

En su esencia, la canción retrata ese deseo intenso y un poco impulsivo de alguien que no puede evitar sentir una atracción fuerte por una persona ya comprometida. Es una mezcla de valentía, seducción y vulnerabilidad que se volvió irresistible para el público. La fraseo directo, el ritmo pop-rock y la manera en que la voz expresa urgencia hicieron que el tema creciera como un fuego rápido en la radio, en fiestas y en cada playlist que marcó la década.

Con el tiempo, “Oye mi amor” trascendió el momento histórico en el que nació. Se convirtió en uno de los pilares del repertorio de Maná, una de esas canciones que todos reconocen desde los primeros acordes y que siguen presentes en bodas, karaokes, festivales, bares y recuerdos personales. Es un clásico que no envejece porque está construido sobre emociones universales: ganas, ternura, insistencia y una pizca de desafío.

Por eso, cuando Dua Lipa la interpretó frente a miles de personas en la Ciudad de México, el estadio vibró distinto. No fue solo una estrella internacional cantando un éxito latino; fue una conversación entre generaciones. Su voz dio nueva vida a un tema que forma parte de la identidad emocional de muchos mexicanos, y al mismo tiempo mostró cómo la nostalgia puede renovarse cuando se mezcla con la sensibilidad de una artista contemporánea.

La canción volvió a latir esa noche: con otra voz, otro estilo y otro contexto, pero con la misma intensidad que la hizo un himno desde hace más de treinta años.

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