Por: Fernando Martire
Hubo un tiempo —no tan lejano— en que la palabra sexy estaba monopolizada por medidas imposibles, jeans talla cero, y una constante sensación de tener que encajar. Pero eso quedó atrás. Hoy, la conversación ha cambiado, y con ella, nuestros ideales. Hoy, lo sexy no es ser perfecta. Es ser poderosa. Es estar presente en tu cuerpo y sentirte bien en tu piel.
El cuerpo como símbolo de poder (no de juicio)
No estamos hablando sólo de músculo (aunque nos encantan los glúteos fuertes y las piernas firmes). Estamos hablando de energía. De resistencia, para sostener tus días, tu cuerpo y tus decisiones.
Ser fuerte es reconocerte más allá del espejo. Es saber que tu cuerpo no está para que otros lo validen, sino para que tú lo habites con poder y, entrenar | moverte, es tu forma de decir “estoy viva pero sobre todo, a cargo de tu propio cuerpo”.
Cuando te sientes fuerte, caminas distinto. Te miras al espejo con otra energía. No se trata de ser más o menos “femenina”, sino de sentirte magnética por dentro. Porque no hay nada más sexy que alguien que se cuida, se respeta y no pide permiso para brillar.
El atractivo ya no se mide por cómo te ves en bikini, sino por cómo te parás frente a la vida. Con postura, con presencia, con propósito.
Empieza hoy. No por los likes. No por encajar. Sino por ti. Porque mereces sentirte bien. Poderosa. Y, claro, sexy.
Bonus Tip:
Empieza tu semana con este mini ritual:
- Escoge un entrenamiento que te haga sentir fuerte.
- Reproduce tu playlist más badass.
- Mírate al espejo y repite: “No entreno para cambiar mi cuerpo. Entreno para amarlo más.”