Las mariposas, la euforia y hasta la adicción a tu amado causan una fiesta en tu organismo
¿Sabías qué, cuando buscas pareja, lo haces con base en un perfil inconsciente en el que influyen tus padres, profesores, amigos y tu entorno cultural? Cuando hallas a alguien que encaja, la química del amor empieza a operar.La mejor noticia es que, con el tiempo, el amor sólo puede mejorar entre tu chico y tú, ya que, además de la confianza y la complicidad adquiridas entre ambos, tu cerebro va dejando de experimentar ansiedad.Cuando te enamoras, tu organismo segrega serotonina y dopamina, asociadas con el placer, y desactiva los mecanismos de defensa, lo que hace que bajes la ´guardia´ e idealices al ser amado.Y para los más románticos, es bueno saber que el amor a primera vista sí existe y se concreta en sólo 30 segundos, en los cuales los cerebros de los enamorados sufren un huracán de reacciones químicas que lo hacen posible.Cuando el proceso avanza, pierdes el apetito y comienza una obsesión de estar con el ser amado cada vez más. La actividad en tu cerebro es muy parecida a la que producen drogas como la cocaína.¡Buenas noticias! Resulta que el amor realmente puede durar muuuchos años, pues científicos en Dublín encontraron las mismas reacciones cerebrales en parejas de casados de varios años y en recién enamorados.La antropóloga Helen Fisher llama ´locura del enamoramiento´ al aumento de norepinefrina en tu cuerpo y la baja de serotonina, que aumentan tu capacidad de concentración, euforia y dependencia.La expresión ´tenemos mucha química´ nunca fue tan cierta. Científicos irlandeses descubrieron que los factores clave que hacen a los hombres enamorarse son el grado de simpatía y la feminidad de una chica.Según Fisher, al enamorarnos hay dos partes del cerebro muy activas que encienden los sistemas de búsqueda de recompensas, de la excitación sexual, las sensaciones de placer y la motivación.Existen también generadores del flechazo asociados con valores universales, como el atractivo físico, la fijación de la mirada, la simetría facial y la relación cintura-cadera, que son captados por la vista.