El azúcar es importante en nuestra dieta, pero no debes abusar de ella, conoce lo que pasa en nuestro cuerpo al ingerirla.
La glucosa
Entra en cada célula, gracias al efecto de la insulina que facilita la formación y acción de los receptores, que una vez formados viajan a la pared de la célula, capturan la glucosa y la adentran para ser fuente de energía o calor.
La fructosa
Un punto importante es que la fructosa no requiere insulina para entrar en algunas células. Un exceso de la misma en la sangre, penetra en diferentes órganos, constituyendo una carga innecesaria de energía que, al no utilizarse se forman triglicéridos y ácidos grasos, provocando con ello la acumulación de estos productos en diversos órganos, como por ejemplo en el hígado.
¿Qué pasa en tu cuerpo?
En el hígado, la insulina promueve la conversión de glucosa en glucógeno y grasa.
En los músculos, la insulina promueve el uso de la glucosa como combustible y también la puede almacenar como glucógeno muscular.
En las células grasas (adipocitos) la insulina promueve la recaptura de glucosa para convertirla en grasa.
En el cerebro se estimula la liberación de dopamina, lo que genera una sensación de placer.
Cuando se abusa del consumo de estos azúcares en la dieta, se puede generar un desequilibrio de glucosa en la sangre, elevándola y generando un aumento paralelo de triglicéridos, que son la fuente principal en la formación de grasa que, de no ser utilizada, se acumula en forma excesiva en sangre o se almacena en el tejido adiposo, provocando el riesgo de dislipidemia u obesidad, ambas circunstancias son condiciones de riesgo para desarrollar diabetes o enfermedad cardiovascular.
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Puedes ir disminuyendo la cantidad de azúcar que consumes diario poco a poco. Si eres de las que endulza su café con dos cucharadas de azúcar opta por elegir un sobre de Splenda, sentirás un nivel de dulzor similar y no te costará tanto trabajo.
