Motívate para seguir con tus objetivos con la historia de esta chica ¡sí se puede!
Esto sucedió porque ciertos conflictos personales que se fueron acumulando la llevaron a comer por estrés. Como vivía sola en Chapel Hill, Carolina del Norte, Hannah podía ingerir cantidades épicas de comida (a veces consumía hasta 15,000 calorías al día) sin que nadie la juzgara. ?Compraba una caja de palomitas con mantequilla extra y me acababa las seis bolsas en una sentada?, afirma. Las dietas yo-yo empeoraron la situación: ?Me convertí en la reina de las dietas rápidas y milagrosas. Si leía que beber jugo de toronja durante una semana me ayudaría a bajar unos kilos, lo tomaba?. Para cuando cumplió 26 años, su autoestima y niveles de energía estaban bajísimos. Padecía de dolor en las articulaciones, presión arterial alta y trastornos digestivos. En enero de 2011, Hannah tocó fondo cuando la báscula alcanzó los 112 kilos.
El estilo de vida
Hannah creó un blog para hacer una crónica de su pérdida de peso y se responsabilizó de marcar los cambios. ?Saber que tenía que publicar mi peso cada lunes me motivó enormemente?, apunta. Aun así, empezó con complicaciones, ya que se alimentaba de manera sana durante la semana, pero comía y bebía mucho los fines de semana.
Luego, tres meses después, le diagnosticaron enfermedad celiaca, lo cual la obligó a dejar de comer gluten y? salir a restaurantes. ?Entonces cambió los ?alimentos procesados ?por naturales y empezó ?a cocinar en casa; así perdió ?20 kilos en cuatro meses. Siguió bajando unos cinco kilos al mes hasta que tuvo una recaída en la primavera de 2013. ?Otra vez empecé a comer mal, y mi peso se disparó?, recuerda. Muerta de pánico de echar a perder aquello por lo que habi?a trabajado tanto, Hannah estaba decidida a solucionar el problema de una vez por todas. Empezo? a salir a caminar y se esforzo? cada vez ma?s hasta trotar y luego correr. Seis meses despue?s, se puso sus primeros pantalones talla cinco.