?Gracias? a una serie de pequeños saboteadores de la báscula, tal vez estés comiendo más de lo que crees. Revelamos estas cosas que podrían estar distrayéndote de cuándo en verdad tienes hambre.
Tu termostato: Si no te cuidas, las capas con las que te cubres en invierno podrían ser permanentes. Las investigaciones han encontrado que las personas tienden a comer más durante épocas de frío prolongado que cuando hace calor, ya que necesitan más energía (o sea, calorías) para mantener la temperatura estándar de 37 °C. Esta podría ser la razón por la que algunos restaurantes truculentos bajan la temperatura.
LA SOLUCIÓN: ¿tienes frío? Comienza tu comida con un tazón de sopa a base de caldo, puesto que te permitirá calentarte y, según las investigaciones, te permitirá reducir el consumo calórico.
Tu trabajo: Qué mal que subir de peso no sea sujeto de compensación laboral. Un análisis a nivel nacional realizado en EUA, encontró que 41% de las personas ganó kilos en su empleo actual. Un estudio sugiere que la gente que come en su escritorio y juega con sus computadoras comen más y son más propensas a subestimar qué tanto consumen
LA SOLUCIÓN: si no puedes comer en la cafetería o en un parque cercano, al menos hazlo alejada del monitor. Cuando te enfocas en disfrutar tu comida es más probable que te des cuenta cuando estés llena y dejes de ingerir alimentos.
Tu periodo: Es probable que el estrógeno juegue un papel en la regulación de cuánto y qué comemos, así que los antojos tal vez sean reales. Entretanto, la biología no es siempre la culpable. Nuestros ciclos menstruales son la excusa perfecta para comer, podemos pensar: está bien, tengo mi periodo; hay que encontrar algo que me haga sentir bien.
LA SOLUCIÓN: una semana antes de tu periodo añade lácteos a tu dieta. En un estudio las mujeres que comieron cuatro raciones diarias de lácteos bajos en grasa o jugo de naranja fortificado tuvieron 40% menos probabilidades de ser diagnosticadas con SPM (y sus gloriosos antojos) que aquellas que ingirieron una sola porción diaria de esos alimentos.
Las 3 fases de la conciencia plena al comer
Estar totalmente consciente no es solo un buen rasgo de tu personalidad: también te previene del atasque alimentario.
Te decimos cómo hacerlo:
Antes: piensa en tus opciones. ¿Qué restaurante es mejor? El pollo frito se ve muy bien, ¿pero no sería mejor uno asado? ¿Mejor comemos en casa?
Durante: enfócate solo en el acto de comer. Saborea la comida y date tiempo. Siente la textura: disfruta los sabores.
Después: ?Luego de cada bocado pregúntate a ti misma: ?¿estoy llena???,Si la respuesta es positiva, tal vez ya estés satisfecha. Cuando te enseñan una hamburguesa de 900 calorías, a menudo pensamos que necesitamos comérnosla toda. Sin embargo, si escuchamos a nuestros cuerpos puede que estemos llenas a la mitad.
