Hacer Yoga ayuda a tu corazón

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Yogui, tú que te paseas de una punta a otra de la ciudad con tu ‘mat’ de yoga a cuestas, mereces saber que no le estás haciendo bien solo a tu cuerpo y a tu mente practicando esta disciplina ‘soft’, también mejoras tu salud cardiovascular. Lo dice la ciencia. El yoga destensa el cuerpo y hace que tu mente deje de estar en constante ebullición. Hasta ahí todo conocido, pero ahora algunos estudios relacionan esta disciplina con la salud cardiovascular. Relacionado: "¿Qué es un útero en forma de corazón?” Es lo que sugiere tanto una investigación publicada en International Journal of Yoga, como otro estudio más reciente recogido en Journal of Yoga and Physical Therapy. Ambos confirmaron que la práctica diaria durante un mes disminuye el índice de masa corporal y la presión arterial, factores de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares, que de acuerdo a las últimas encuestas realizadas por el gobierno mexicano los infartos atacan a más de 280 mil personas en el país, es decir que cada dos minutos alguien sufre un ataque al corazón y las mujeres tienden a ser víctimas fatales de este mal. La doctora Paola Beltrán, directora de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardíaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), va más allá: “Se asocia la práctica de yoga a la reducción de factores de riesgo cardiovascular, como la diabetes, la obesidad o el estrés”, aclara. Y explica que en cuanto a la presión arterial, es donde más evidencia científica existe. Aunque se necesitan más pruebas para que esta disciplina se prescriba en las consultas, un estudio realizado por Journal of American College of Cardiologyy avalado por la Sociedad Española de Cardiología ya ha probado a implementar este deporte en el tratamiento de pacientes con fibrilación auricular, una patología cardíaca recurrente. En una primera fase del estudio se trató a los participantes con los medicamentos habituales, mientras que en la segunda se introdujeron, además, sesiones de yoga combinadas con los fármacos. El resultado fue que los pacientes en la segunda etapa vieron reducidos, respecto a la primera, los episodios sintomáticos de la enfermedad un 31% más y los asintomáticos un 50% más. Y, además, registraron una disminución de la presión arterial y de los síntomas de ansiedad o depresión. De acuerdo con las conclusiones de este estudio, Beltrán resalta que la práctica de yoga debe ser complementaria al tratamiento farmacológico, pero no debe sustituirlo. Así pues, todo apunta a que nuestro corazón se puede beneficiar del yoga tanto como nuestro cuerpo. Amelia Carro, cardióloga deportiva del Instituto Corvilud, señala que su efectividad se relaciona con su influencia en tres sistemas: “En el plano físico, la respiración entrena el sistema nervioso autónomo, que generalmente está distorsionado en personas con enfermedad cardiovascular. En segundo lugar, en cuanto a los mecanismos físicos voluntarios, las asanas potencian la coordinación, la flexibilidad, el equilibrio y el tono muscular. Por último, en el aspecto emocional y mental, la persona logra poner atención consciente a los movimientos y la respiración, y esto le permite gestionar por sí misma situaciones de estrés”. Y reducirlas es clave ya que, según la vocal de la SEC, este es un factor de riesgo para padecer enfermedades cardiovasculares, especialmente en las mujeres: “La meditación y las técnicas respiratorias del yoga disminuyen la actividad del sistema simpático y activan la contrarregulación del sistema parasimpático, y eso tiene mucha influencia en los niveles de ansiedad”. Entonces carga el mat con más orgullo. Relacionado: “Consejos para la salud del corazón”

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