5 hábitos que te impiden tener un abdomen plano

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Ubica los malos hábitos y cámbialos, te aseguramos que marcarán una gran diferencia.

Hábito 1: saltarse comidas. No comer suficiente o dejar de hacerlo en algún momento del día puede afectar la habilidad de tu cuerpo para controlar el apetito. Si te saltas el desayuno, la comida o un bocadillo saludable, tu cerebro no obtiene la energía necesaria para evitar el inminente atracón al terminar el día.

Rompe con ello. La directora de nutrición deportiva de la Universidad de California, en Estados Unidos, Liz Applegate, aconseja repartir tu consumo de calorías así: unas 500 en cada una de tus tres comidas, además de entre 100 adicionales en un snack a media mañana y una cantidad similar en otro a media tarde.

Hábito 2: Comer rápido. Usa el enfoque de la No-dieta: No te estás negando la comida, sólo te la comes más despacio. Saboréala. Dale a tu cuerpo el tiempo para saber cuándo está satisfecho y no seguir comiendo.

Rompe con ello. Si tu cuerpo intenta decirte algo, ponle atención. Tómalo con calma y disfruta tu comida. Guarda el periódico y apaga la televisión. Prueba una técnica de meditación: Inhala mientras cuentas lentamente hasta cinco, exhala de la misma manera y repítelo cinco veces antes de comer. Un estudio del Journal of the American Dietetic Association muestra que el Yoga incrementa la alimentación consciente y con el tiempo disminuye la ganancia de peso.

Hábito 3: atracones semanales. El festejo de fin de semana puede causarte problemas. En un studio se encontró que luego de tres días, las grasas saturadas inhiben o bloquean la habilidad de la leptina para regular la ingesta de comida y el peso corporal. Así que las hamburguesas, papas, alitas y cervezas de viernes a domingo pueden preparar a tu cerebro para comer de más el lunes.

Rompe con ello. Tu premio por alimentarte bien toda la semana debería ser una comida libre, no todo el fin semana. Dos días de todo lo que puedas comer es igual a una alimentación deficiente 30 por ciento de tu semana y el 70 por ciento restante estarías comiendo bien.

Habito 4: beber alcohol. He aquí un ejercicio para que empieces esta noche: anota cuántas copas consumes por semana (aprovecha las servilletas del bar). Quizá te sorprendas. Calcula las calorías y espera la segunda sorpresa. Un razonable par de cervezas nocturnas pueden significar más de dos mil calorías por semana ?casi lo que equivale a un día adicional. Te podría tomar más de dos horas corriendo para quemarlas. Y esto, a su vez, te lleva al impulso de ordenar, digamos, unas papas a la francesa.

Rompe con ello. Trata de dejarlo, al menos una semana. Revisa tu peso y cómo te quedan tus pantalones. Ve si puedes vivir aún con menos. Cuando tomes, cambia a cerveza o vino tinto seco, ambos bajos en carbohidratos (unos cuatro gramos comparados con los 13 de una cerveza normal).

Hábito 5: Comer frente a la tele y dormitar. Es un doble castigo con remate. Ingieres calorías sin quemar ninguna y saboteas el arma secreta para perder peso: el sueño. Las investigaciones confirman que quienes comen frente a la tele consumen más calorías (casi 300 en un estudio) frente a aquellas que no lo hacen y que, mientras más televisión ven, menos activos son. Y los investigadores de la Universidad de Chicago encontraron que la gente que pierde tres horas de sueño comieron al día siguiente unas 200 calorías de más, comparadas con aquellos que durmieron sus ocho horas.

Rompe con ello. Hensrud, médico y editor en jefe de The Mayo Clinic Diet, dice que ?si quieres ver televisión, realiza alguna actividad mientras tanto o primero ejercítate y, luego, regresas a premiarte con un poco de tele?. Y procura irte a dormir a un horario regular. Dormir es un buen hábito cuando lo haces correctamente.

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