Cómelas vivas y benefíciate.
Los probióticos, por su parte, son bacterias vivas buenas que balancean tu microbioma.
Puedes consumirlos en píldoras o en forma de alimentos fermentados como kimchi, chucrut, pepinillos, té chino kombucha, miso, yogurt, tepache, entre otras fuentes abundantes de esos microorganismos.