¡Es básico seguirlos si quieres tener una sonrisa impactante!
1. Tus labios deberán estar limpios y suaves antes de aplicar cualquier color. Exfólialos con suavidad con una toallita impregnada de agua tibia.
2. Elige el tono que mejor te vaya de acuerdo a la ocasión. Si quieres algo muy dramático, apuesta por las texturas mate o de efecto laqueado; de lo contrario, usa barras hidratantes o de acabado satinado durante el día.
3. Delinea tus labios. Elige un lápiz delineador del mismo color de tu lipstick. Te dará un tono parejo y hará que no se note el contorno rosado u oscuro que naturalmente tienen los labios.
4. Usa pincel. Si buscas que tu labial tenga mayor duración, aplicarlo con esta herramienta es lo mejor y, además, queda mucho más preciso.
5. Quita excesos. Después de aplicarlo, pon tu dedo índice dentro y al centro de tu boca y cierra tus labios. Jala lentamente tu dedo hacia afuera para que se lleve la cantidad de color que pueda quedarse a tus dientes.
6. Engrósalos. Juega con el famoso efecto óptico y aplica un poco de gloss al centro de los labios para hacer que se vean más jugosos.
7. Limpia el marco. Si al aplicar el color sobrepasaste el contorno de tu boca, toma un bastoncito de algodón y, con suavidad, borra el manchón dirigiéndolo hacia el centro de la boca.
8. No te lo comas. Resiste la tentación de chuparte los labios; además de que el labial no es nada nutritivo, éstos se pueden partir y el color se verá cuarteado.
9. No combines texturas. Si eres fan de crear colores personalizados mezclando varios tonos, nunca lo hagas con un labial de acabado mate y otro satinado, ¡el resultado puede ser desastroso!
10. ¡Be a lady! El mejor lugar para maquillar tus labios es el tocador. Nunca en una mesa delante de las personas.
