Durante los últimos años ha predominado el clean look, caracterizado por uñas con colores nude, coletas perfectas, tonos neutros y una apariencia ordenada e incluso aspiracional. Como si todo este conjunto fuera una fórmula para lucir impecable y hasta con una vida disciplinada. Sin embargo, desde hace un par de meses, las mujeres están optando por un look mucho más real que demuestra algo más aterrizado al día.
Un core para todo
Ahora bien, gracias a muchas tendencias que vemos en redes sociales, existen nichos para cada persona dependiendo de sus gustos pero al parecer, también para su estado emocional.
El depression core ha generado furor y hasta risa en redes ya que demuestra una apariencia casi caótica, sin tanta estructura. Combinando peinados y prendas demostrando cierta necesidad por hacer cambios drásticos basados en las emociones, que para nada son lineales o estáticas.
Definitivamente no es un estilo que pretenda minimizar la depresión o que las personas que decidan usarlo intentan volverlo una tendencia desde lo superficial. Se refiere más a ese tinte de un color más arriesgado o ese corte de cabello que tal vez decidimos después de algún momento emocionalmente complicado, una crisis existencial o solo porque quieres ver una versión nueva de ti.
¿Por qué está de moda ser vulnerable?
Después de muchos años intentando el “look” perfecto, ya se siente vacío en una era donde ser vulnerable ya no es visto como debilidad, sino como algo real y natural.
No cabe duda que elegir cosas más estéticas también puede ayudar a sentirte mejor y más segura de ti misma, pero aquellos días en los que simplemente no tienes ganas de eso, también es válido optar por estos outfits no planeados o glamurosos.
Aunque sea a partir de flecos desiguales, maquillaje desalineado y prendas diferentes a las que hemos visto en el último par de años, puedes elegir el estilo con el que más te sientas cómoda, aún cuando no sea el más ordenado.
El nuevo ‘it look’ no se elige, se siente
En tiempos donde lo estético predomina, es interesante ver a muchas mujeres apostando por looks imperfectos y profundamente emocionales. Esto también refuerza la búsqueda del estilo propio para no caer en tendencias con las que realmente no te identificas. Porque reinventarse no siempre nace de un plan, a veces también del impulso.