Hola, mi amor.
Me siento profundamente orgulloso de la madre que eres,
una mamá dedicada, sensible, guerrera y amorosa
a pesar de las muchas veces que terminamos agotados.
Es un honor estar a tu lado en tu faceta de madre,
desde el momento en que fuiste completamente consciente
de ese ser maravilloso que crecía en tu vientre,
y ser testigo del enorme amor que se apoderó de ti cada día hasta llegar al parto.
Creímos que sería más fácil, pero solo la fuerza de tu alma y corazón
podrían aguantar esas 35 horas de labor de parto con Kai
y juntas han formado un equipo con una hermosa comunión.
Desde entonces y hasta hoy he podido observar el inmenso sentimiento
y la dedicación que das a nuestra hija.
Gracias por ser la madre que eres, por perderle el miedo a crecer
y entrarle con todo a la maternidad.
Te admiro y te amo profundamente, Ais.
¡Felicidades, mami linda!
Por Mauricio Ochmann
Este artículo fue originalmente publicado en nuestra edición:
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