Cuando el cáncer de mama se manifiesta en la vida de una mujer, su historia adquiere una forma caleidoscópica, en la que cada integrante de la familia mira desde su perspectiva una imagen diferente de la situación y también de quien le hace frente en primera persona al padecimiento. Así es como los hombres miran a sus parejas.
Ana María, Sé que el diagnóstico que recibimos llegó de sorpresa y lo más preocupante es que se trata de tu salud. Tomaste una decisión difícil por los antecedentes de cáncer de mama en tu hermana Mary y en tus otros hermanos, fue muy admirable para mí que no dudaste en que te quitaran ambas mamas y eso, amor, me llenó de admiración, tu fortaleza y la actitud positiva me dejó ver que hoy, más que nunca, estaré a tu lado para apoyarte y cuidar de ti. No han sido fácil estos meses para nuestra familia, mucho menos para ti, saber por todo lo que has pasado me duele mucho y quisiera poder evitarte ese dolor, solo puedo apapacharte y distraerte con tonterías para verte sonreír, a veces te veo callada y pensativa, sé que las extrañas y ¿sabes?, yo también, pero jamás dudes de lo hermosa que eres, de que te amo por el gran ser humano que eres, por el amor y cuidados que nos das, hasta amo tus berrinches y travesuras, amo cómo siempre ves lo positivo de todo cuando dices: “Por algo pasan las cosas y seguro es por algo bueno”. Como te he dicho, esto nos ha permitido unir más nuestras vidas, siempre saldremos adelante en todo porque estamos juntos, apoyándonos, como lo decidimos hace 22 años. Nuestro matrimonio es bendecido por Dios y él ha sido nuestra guía en todo momento, nunca perdamos la fe en que todo estará bien, y lo que más agradezco a Dios es que seas mi esposa, mi amiga, mi confidente y la madre de nuestros dos maravillosos hijos. Siempre te amaré, David
