De nuestros archivos secretos, 13 cosas que para nosotras son cruciales y a ellos les valen un comino
No nota tu nuevo corte de pelo ni aprecia que dediques toda la tarde a arreglarte, tampoco le queda muy claro lo valioso de escucharte o cuidar detalles como bajar la tapa del WC.
Pero no lo hace por maldad, sino por algo peor: ¡simplemente no le importa!
Enumeramos los 13 casos más comunes, ¿cuál crees que nos faltó?
1. Ella: "¡Háblame!”. Él: "¿De qué?”.
¿Alguna vez has sentido que mientras a ti te sobran las palabras a él parecen faltarle? Pues tienes razón: mientras tú utilizas 23 mil palabras al día, ellos pronuncian sólo la mitad. Y no sólo eso: el centro de comunicación del hombre está limitado al lado derecho del cerebro, en tanto que el de la mujer es más grande y ocupa ambos hemisferios. Es por esto que la comunicación, importantísima para las chicas, no es el fuerte de ellos.
2. Ella: "¿Me estás escuchando?”. Él: "¿Decías?”.
Y por cierto: la comunicación es imprescindible para ellas... en ambos sentidos.
3. Ella: "¡Baja la $#%@ tapa del WC!”. Él: "¿La qué del qué?”.
No importa cuántas veces se lo pidas... siempre va a olvidarlo. Tampoco cierra el tubo del dentífrico y siempre deja las cajas de leche vacías en el refrigerador. La razón de este comportamiento es un misterio. Quizás se deba, como señalan los neurólogos, a que el área cerebral que involucra la memoria a corto plazo es más pequeña en ellos. Por lo visto el que tengan el cerebro más grande ¡no los hace más inteligentes!
4. Ella: "¡Lista!, ¿qué tal me veo?”. Él: “Bien (¡por fin!)”.
Tardas horas en arreglarte para lucir bien para él, para ti y para los demás... ellos no lo aprecian porque sólo invierten cinco minutos en su apariencia (siete si se bañan).
5. Ella: "¡Rebajas!”. Él: “Ya vámonos, ya vámonos, ya...”.
Tú puedes pasar horas comprando, él necesita apenas unos minutos; las chicas comparan precios, buscan, se fijan hasta en los más mínimos detalles, ellos van por lo que necesitan y huyen de la tienda.
Para ti el shopping es importante, para él no... al menos esto dice el estudio “Los hombres compran, las mujeres van de compras” (¡atinadísimo título!), realizado por Jay H. Baker y la consultora canadiense Verde Group.
Concluyeron que para los varones el ir de compras es una misión más y se preocupan básicamente por cuestiones utilitarias “como tener espacio para estacionarse, que el producto esté disponible en stock o que no haya largas colas para pagar”, mientras ellas se involucran de manera emocional y disfrutan de toda la experiencia de comprar.
6. Ella: "¿Me amas?”. Él: “Claro... ¿vamos a la cama?”.
Ellas hacen el amor, ellos... no siempre. A ti te gusta el sexo, especialmente si involucra emociones, pero los chicos son más hábiles para separar la pasión del amor.
Una vez más, la ciencia tiene una explicación para entender por qué lo que a ti te importa, a tu amado lo tiene sin cuidado. De acuerdo con El sexo en el cerebro, libro de Anne Moir y David Jessel.
“El cerebro masculino tiene un archivador concreto para el sexo, que no guarda relación alguna con las emociones. El de la mujer conecta esta actividad con una variedad mucho más amplia de información emocional, donde son muy importantes las relaciones”.
7. Ella: "¡Tengo celulitis!”. Él: "¿Y?”.
Ya sea el tamaño de tu busto, unos kilos de más o la piel de naranja en el trasero, la realidad es que jamás estarás conforme con tu físico. Pero justo cuando estás maldiciendo al espejo... él quiere verte desnuda.
“Las chicas son más dadas a creer (y padecer) los estereotipos de belleza que impone la sociedad actual; esto se debe a que ellas son bombardeadas con mensajes como ‘sé delgada’, o ‘luce así'. Se trata de cánones estéticos imposibles de cumplir y que sólo frustran al público femenino”, nos explica el sociólogo José Luis Lezama.
Lo irónico es que una reciente encuesta de la revista española Cuore reveló que 81 por ciento de los hombres las prefiere naturales y curvilíneas.
8. Ella: “Buaaa...”. Él: "¿Estás llorando?”.
Tú eres sentimental y no lo ocultas, pero él es más duro que una piedra. Además de que ellos han sido educados para ser fuertes, sumemos el hecho de que los expertos han encontrado que los sentimientos afectan más al cerebro femenino.
El neurólogo Mark George, observando imágenes de la actividad cerebral de hombres y mujeres a los que se les hizo recordar experiencias emotivas, halló que ellas reaccionan más ante a las emociones, sobre todo a la tristeza. Así es: no es sentimental porque su cerebro es más frío.
9. Ella: "¿Vamos a ver una película?”. Él: "¡No, otra comedia romántica nooo!”.
Y entonces, como tú eres más sensible... que no te extrañe que no le importen las chick flicks.
10. Ella: “Estoy que ni yo misma me aguanto”. Él: “Avísame cuando se te pase”
Si bien las hormonas hacen de las suyas en los dos sexos, es cierto que las mujeres se llevan la peor parte: cada mes hacen estragos en tu ánimo. Para ellos, que tienen una idea vaga de lo que es la menstruación, tus cambios de humor hormonales son algo así como pequeños estados de locura. No te esfuerces: nunca lo van a entender.
11. Ella: "¡Cómo te atreves a decirme eso!”. Él: "¿Qué dije?”.
Mientras tú cuidas cada una de tus palabras y lo tratas con pinzas, él abre la boca y suelta la primer tontería que le viene a la cabeza. Te lastima... y no le importa.
La ciencia tiene una explicación: Allan y Barbara Pease, autores del libro Por qué los hombres mienten y las mujeres lloran, explican que ellas “están mejor equipadas para percibir cosas ante las que los chicos son comparativamente ciegos y sordos. Están más capacitadas para captar señales sociales y matices importantes en el tono de voz o en la intensidad de la expresión”.
“Los hombres se ‘crispan’ a veces ante la reacción que tienen las chicas frente a lo que ellos dicen, no se dan cuenta de que las mujeres están ‘oyendo’ probablemente mucho más de lo que ellos mismos creen estar ‘diciendo’”.
12. Ella: “Abrázame”. Él: “Espérame tantito”.
Para ti las demostraciones de cariño son fundamentales, ¿por qué para él no? La respuesta es que a ellos les bastan sus altos niveles de testosterona para disparar su deseo sexual, mientras que las mujeres requieren de los abrazos y besos para liberar oxitocina, conocida como la molécula afrodisíaca, y así despertar la libido.
13. Ella: "¡Mira esos zapatos!”. Él: "¿Realmente necesitas otro par?”.
Tu calzado es más que una compra, ¡se trata de una inversión más que necesaria!: realza tu apariencia, estiliza tu figura, puede darle un giro a un outfit aburrido... es decir, es indispensable.
¿Ellos? Sólo necesitan un par negro y otro café.