Cómo usar este test
- Responde pensando en tu relación actual (o en la que considerarías para casarte).
- Puntúa cada afirmación: Nunca (0), A veces (1), Frecuente (2), Siempre (3).
- Suma al final y revisa tu resultado. Este test no es diagnóstico, es una brújula para conversar y decidir con calma.
El test:
A) Amor propio y claridad personal
- Me siento bien estando sola y no necesito casarme para “completarme”.
Por qué: el matrimonio suma, no salva. - Tengo claro lo que quiero en esta etapa (proyectos, límites, estilo de vida).
Por qué: sin brújula personal, el “nosotros” se desorienta. - Sé regular mis emociones sin explotar ni huir.
Por qué: el compromiso exige regulación, no perfección. - Puedo pedir perdón y reparar sin orgullo.
Por qué: amar también es reparar a tiempo. - Disfruto mi identidad fuera de la relación (amigas, hobbies, metas).
Por qué: autonomía = atractivo y salud del vínculo.
B) Salud de la relación (presente, no fantasía)
- Nos comunicamos con honestidad y sin castigos silenciosos.
- Podemos hablar de temas incómodos (dinero, pasado, límites, sexo).
- Resolvemos conflictos sin faltas de respeto.
- Ambos sostenemos el vínculo (yo no cargo sola con la relación).
- Me siento vista, elegida y segura (sin juegos de poder).
C) Visión de futuro y compatibilidades clave
- Tenemos expectativas claras sobre matrimonio: por qué, para qué, cómo.
- Hay conversación honesta sobre hijos (sí/no/cuándo) o proyecto de vida sin hijos.
- Alineamos valores centrales (fidelidad, espiritualidad, familia, ética).
- Aceptamos las familias del otro con límites sanos.
- Coincidimos en el estilo de vida deseado (ciudad, prioridades, ritmo).
D) Dinero y logística (la parte nada sexy… Pero crucial)
- Hablamos de dinero sin vergüenza: deudas, ahorro, sueldos.
Por qué: transparencia financiera previene guerras frías. - Tenemos plan de administración (cuentas, gastos, metas).
- Entendemos cómo afectan nuestras carreras al hogar (tiempos, viajes).
- Podemos negociar roles domésticos sin resentimiento.
- Estamos dispuestos a pedir ayuda (asesoría financiera/terapia) si es necesario.
E) Intimidad, sexualidad y afecto
- Nuestro deseo y lenguaje del amor se escuchan y se cuidan.
- Podemos hablar de lo que nos gusta, lo que nos hiere y lo que queremos.
- La ternura diaria existe (gestos, humor, cuidado).
- Sabemos atravesar etapas bajas de deseo sin dramatizar ni culpar.
- Hay admiración mutua: el deseo también nace del respeto.
- Tenemos la madurez como para hablar de temas de sexualidad y establecer acuerdos.
- Ninguno de nosotros tiene issues o temas no resueltos con la sexualidad (adicciones, pornografía, enfermedades no atendidas,traumas no atendidos, etc)
F) Resiliencia y resolución de problemas
- Tenemos estrategias para cuando discutimos (pausas, pedir tiempo, volver).
- No amenazamos con terminar ante cada conflicto.
- Hemos resuelto juntos al menos un reto grande (dinero, salud, distancia).
- Podemos pedir apoyo profesional sin tabú.
- Elegirnos se siente ligero la mayor parte del tiempo (más paz que ansiedad).
Resultados
- 70–90 puntos | Listísima para pensar en matrimonio (con pies y corazón).
Tienes claridad personal, comunicación madura y compatibilidades clave. Aterriza lo práctico: finanzas, logística y expectativas. Planeen un calendario de conversaciones (dinero, vivienda, familia) y un acuerdo de cuidado mutuo (cómo se apoyan en estrés). - 45–69 puntos | Muy buen camino, pero aún hay conversaciones pendientes.
Hay amor y base sólida, pero detectas “zonas borrosas” (dinero, roles, sexualidad, familias). Tomen 4–6 semanas para abordar un tema por semana, y si se atoran, terapia de pareja breve. Mejor ajustar ahora que lamentarlo después. - 0–44 puntos | Pausa consciente: primero consoliden la relación.
No es un “no”, es un todavía no. Falta claridad personal o herramientas de resolución. Enfóquense 3–6 meses en:
- Comunicación no violenta,
- Acuerdos financieros básicos,
- Rutinas de conexión (citas sin pantallas, check-in emocional).
Si hay faltas de respeto o inestabilidad crónica, prioriza tu paz antes que el anillo.
Green Flags (lo que sí indica madurez de “para siempre”)
- Se piden perdón y reparan pronto.
- Hay planeación realista (presupuesto, hogar, proyecto de vida).
- El “nosotros” no devora al “yo”.
- En las crisis, son equipo (no rivales).
- El amor se siente como libertad acompañada, no como vigilancia.
Red Flags (freno de mano antes de decir “sí”)
- Celos/control, descalificación, humillaciones o silencios punitivos.
- Opacidad financiera, deudas ocultas o consumo problemático de sustancias.
- “Bromas” que hieren, desprecio a tu familia o a tu fe/valores.
- Evitar siempre temas difíciles (“para no pelear”).
- Promesas vacías ante problemas repetidos.
Dinámica de conversación “pre-compromiso” (en 5 pasos)
- Intención: “Quiero que nuestro amor crezca bonito y real.”
- Verdades: 3 miedos + 3 ilusiones sobre el matrimonio.
- Logística: dinero, vivienda, roles, descanso individual.
- Cuidado: ¿cómo nos acompañamos en estrés, enfermedad o duelo?
- Acuerdo: una cita mensual de “mantenimiento del amor” (revisar finanzas, agenda, intimidad y planes).
Reflexión Cosmo
Casarse es elegir cuidar el amor incluso cuando no arde el fuego artificial, cuando hay cuentas por pagar y cuando el silencio pesa. El “sí” importa, pero más importa cada sí cotidiano: sí al respeto, sí a la verdad, sí a volver a elegirnos.
El amor adulto no corre: camina contigo, te escucha, te sostiene y también te celebra.