Conoce la nueva especie de solteros tóxicos

Conoce la nueva especie de solteros tóxicos

¿La revolucio?n de las apps de citas ha creado una nueva especie de hombres patanes? Para descubrirlo, un chico se unio? a la caceri?a

En un bar, iluminado de pantallas azules de diferentes iPhones, se encuentran los guapos rostros de cuatro jo?venes veintean?eros.

Juan, Vicente, Mateo y Pepe se han propuesto conocer mujeres. Vicente es escandaloso, tiene carisma de sobra. Siempre lo voltean a ver, pero esta noche, como muchas otras, renuncia a las multitudes alrededor de e?l para dejar que sus dedos hagan el trabajo.

Estos chicos esta?n en Tinder, muy sonrientes y con miles de matches. Adema?s del creciente nu?mero de chicos en bares enfocando sus energi?as en la tecnologi?a de sus dedos en vez de las mujeres de carne y hueso, estos hombres con quienes comparto unas cervezas son, hasta el momento, mala compan?i?a.

?Te atrae?, dice Vicente sonriendo, girando su tele?fono para mostrar su pantalla (una rubia increi?blemente guapa) esperando a que yo tambie?n caiga en su torbellino descontrolado.

?Apuesto a que alguien asi? si? te gusta?, comenta Pepe, rie?ndose. La escena te puede parecer rara, pero si observamos las cifras (hay cerca de 91 millones de usuarios de apps para citas en todo el mundo, y dos de cada tres son hombres, de acuerdo con GlobalWebIndex) parece que en realidad no es tan extran?a. Te guste o no, el mundo de las citas es irreconocible a como era hace cinco an?os. La pregunta es, a un nivel social, como individuos, como criaturas mono?gamas, ¿nos ayuda o no?

?Los dejo?, anuncia Vicente, bebie?ndose su u?ltima cerveza. ?Ardo en conocerla y no quiero salir de su casa hasta tarde, man?ana
entro a las 7?.

Tinder es, sin duda, una transaccio?n ra?pida: un dedazo, un match, una pla?tica, unos drinks y, finalmente, sexo. La facilidad fue lo que ma?s me sorprendio?, una semana antes, cuando hable? con la Dra. Gwendolyn Seidman, profesora de psicologi?a especialista en relaciones.

No estaba dispuesto a entrar sin preparacio?n a ese mundo virtual, asi? que ella me dio un panorama que necesitaba. Segu?n ella, es la simplicidad y la similitud a los juegos lo que le da a apps como Tinder su atractivo multimillonario.

?Son fa?ciles de utilizar y ofrecen gratificacio?n inmediata cuando la comparas con otras maneras de conocer gente?, dijo. ?Nos dan una sensacio?n de que hay parejas potenciales, con el poder de elegir a los que nos atraen?.

¿NO HAY TIEMPO PARA EL ROMANCE?

Tal vez indica mi incapacidad personal de usarlo, pero mientras veo co?mo Vicente se prepara para salir, lo u?nico en lo que puedo pensar es en la aprobacio?n del poeta metafi?sico del siglo XVII, Andrew Marvell.

Su poema ?To His Coy Mistress? habla acerca del tiempo desperdiciado en el cortejo; pregunta?ndose por que? no puede simplemente acostarse con una chica sin rodeos. Este bar esta? repleto de mujeres que representan demasiado trabajo para estos hombres. Era un problema en el an?o de 1650, y es uno au?n ma?s grande para estos libidinosos chicos.

La vida en la capital es extremadamente ra?pida, y Tinder es una solucio?n moderna para ese antiguo problema: ¿quie?n tiene suficiente tiempo para el romance?

¿Yo? Estoy lejos de ser un roma?ntico empedernido (segu?n un consenso realizado por la mayori?a de mis exes y amigos), pero desde mi punto de vista este proceso me sigue pareciendo deprimentemente superficial. No puedo evitar cuestionarme lo que esto le esta? haciendo a mis amigos, tanto hombres como mujeres; co?mo esta? afectando a los varones en general; y lo que me hace a mi?.

Mi novia es un poco tradicionalista, asi? que tengo que investigar esto de una manera indirecta, esa es la razo?n por la que estoy bebiendo para averiguar el comportamiento de Mateo y Juan mientras analizan detenidamente un perfil en el tele?fono de Pepe.

Mateo da un dedazo hacia la izquierda en la pantalla de Pepe, sacando una carcajada. Y parece que hacen todo esto por diversio?n.

Tinder es (obviamente) un e?xito colosal, y los productos no pueden prevalecer si no hay un mercado para ellos. Los sitios de citas han sido un gran negocio durante an?os (se estima que esta industria vale alrededor de 300 millones de do?lares), pero agre?gale a la fo?rmula una generacio?n sin tiempo, conocedores de tecnologi?a, es decir, millennials, y el resultado es un mundo listo para elegir sus ligues al instante.

Me presentaron a uno de esos millennials, un foto?grafo de 26 an?os, Juan. ?Me meti? a Tinder porque se me haci?a difi?cil conocer gente cuando recie?n me mude? aqui??, me dice, lejos de toda las personas del bar. ?No soy de esos que se puede acercar fa?cilmente a platicar con una chica en uno de estos lugares?, comenta, sen?alando la barra.

?Pero si? me siento co?modo mandando mensajes de texto?. Tambie?n hace la pertinente observacio?n de que si naciste en los 80 o 90, los emojis de MSN o de MySpace eran probablemente una parte intri?nseca de tu repertorio de coqueteo.

?Hay una presencia que la gente crea online, un personaje?, dice. Esta actitud es ejemplo de la teori?a de la intimidad acelerada: la idea de que al ver un sinnu?mero de fotos y de vez en cuando conversar con ellas, sentimos que los estamos conociendo.

LO BUENO, LO MALO Y LAS SELFIES

Woody Allen una vez dijo: ?El sexo sin amores una aventura sin sentido. Pero para ser una aventura sin sentido, es extraordinaria?.

Esa noche, ma?s tarde, conoci? a Carlos, un consultor de 29 an?os, para quien el repentino final desu relacio?n de nueve an?os significo? que dichas aventuras sin sentido eran justo lo que necesitaba.

Carlos estaba (y probablemente aun lo este?) en una etapa de recuperacio?n.?Dos horas despue?s de que terminamos, me meti? a Tinder?, me dice; sin embargo, por sutono se encuentra completamente inconsciente de la brevedad del tiempo.

?Llevaba tanto en una relacio?n que no me senti?a co?modo conociendo chicas... ya sabes, hablando con ellas en bares?. Pero dice que ahora ya tiene la seguridad para hacerlo; un resultado, segu?n e?l, de la estimulacio?n de su ego que cualquier persona saborea con estas apps. Y Carlos ha sido muy exitoso.

El nu?mero de sus conquistas en Tinder va ma?s alla? de su memoria matema?tica. Basta decir que le ha ido bien (o mal, dependiendo de tu moral). ?Jama?s fui un pata?n?, recalca. ?Nunca iba so?lo por el sexo, aunque no estaba listo para algo ma?s. Pero jama?s he conocido a alguien y pensado que es mi alma gemela?.

Los encuentros de Carlos han sido tan frecuentes que ya hasta tiene reglas impuestas.?Aprendes que? hacer y que? no?, comenta.?He tenido citas durante el di?a, pero ya no;es aburrido?. Asumo que esto sucede porque las citas diurnas no llevan a nada sexual,pero evidentemente decido reservarme ese comentario.

?Nunca comas en una primera cita?, continu?a explicando. ?Yo como cual cerdo y tampoco quiero verla comer. Las mejores citas son las divertidas, cuando ambos nos emborrachamos?. Esta ?diversio?n? fue laque lo atrajo despue?s de su relacio?n y lo mantuvo enganchado mucho tiempo ma?s. ?Queri?a acostarme con tantas mujeres como fuera posible. No de una mala manera; simplemente asi? me senti?a?.

Para los expertos, las preferencias de Carlos, como las de tantos usuarios de Tinder, no son generadas por la app, simplemente son ma?s facilitadas.

Algunos hombres solamente esta?n programados para tener conquistas sexuales,asi? que las apps que les proveen el acceso a cientos de mujeres siempre sera?n atractivas. Como opina la Dra. Seidman: ?Las personas que esta?n buscando un ligue ra?pido y fa?cil probablemente usara?n una plataforma como Tinder, ya que les facilita el proceso?.

De regreso en la mesa, so?lo estamos Mateo y yo mientras el resto va por la siguiente ronda. Me comenta que lleva alrededor de 45 citas desde que convirtio? a Tinder en una costumbre. En te?rminos de investigacio?n, no soy nada ti?mido: ¿Cua?ntas citas terminaron en sexo? Le pregunte?. ?Es difi?cil llevar un registro?, dice, con una sonrisa iro?nica.

?No so?lo se trata de eso, pero tienes que ir con la mente abierta. A veces no hay qui?mica, pero eso tambie?n puede ser divertido. Es como ir a una entrevista de trabajo tratando de encontrar puntos en comu?n?.

E?l insiste en que nunca lo hace so?lo para conseguir un encuentro. ?Si sucede, pues esta? bien.Tengo amigos que nada ma?s usan Tinder para intercambiar fotos expli?citas, pero eso no espara mi??. Sin embargo, la privacidad del momento crea el escenario perfecto para aprenderma?s historias i?ntimas.

?Conoci? a una chica que amaba el rosa; me invito? a su departamento y estaba usando ropa interior rosa, su cama teni?a sa?banas rosas, las paredes eran rosas, incluso su bicicleta era rosa. Fue aterrorizante?, recuerda con una mirada de sorpresa.

?Tambie?n hubo una que llego? una hora tarde, acababa de salir de la cama y claramente no se habi?a ban?ado. De alguna manera acabamos en su depa, donde procedio? a hacerme una lectura de cartas de tarot y me dijo que en el futuro tendri?a muchos hijos. No hay necesidad de decirlo, pero evidentemente no tuvimos nada?.

RELACIONES PELIGROSAS

Pero la de Mateo no es la historia ma?s perturbadora que escuche? esa noche de investigacio?n. Casi al final de la noche me quede? hablando con una periodista de 23 an?os, Luisa, quien narra su historia como el prefacio de una novela de Stephen King, donde un chico que conocio? en Tinder la cito? en un bar en medio de la nada.

?Se me hizo un poco raro, pero trai?a unas copas encima y no lo pense? mucho?, dice. ?Cuando llegue?, me sorprendi? al ver que eran dos chicos. Con el que me puse de acuerdo era muy silencioso; su amigo era el que hablaba sin control. La conversacio?n nos llevo? a hablar de tatuajes y el calladito (con ma?s an?os de los que pensaba) se levanto? la playera revelando su tatuaje de la muerte teniendo sexo con una mujer. Sali? corriendo...?. No entendi? la gravedad de la situacio?n hasta despue?s.

?Crees que tu comportamiento te pone en riesgo?, le pregunte?. Hace una pequen?a pausa, mira sus manos y responde: ?Si??. Ambos bebemos de nuestras copas.

En ese momento, Luisa no lo admitio?, pero ella estaba en Tinder para encontrar algo ma?s que una noche de pasio?n, y lamenta el hecho que la mayori?a de los usuarios so?lo la usan para tener algo casual.

Pero concluir que estas apps y sitios online se interponen en el camino del esquema general de las mujeres para llevar a los hombres al compromiso esta? mal, porque no podemos asumir que todas las mujeres quieren lo mismo. Y aun asi? para aquellas personas que si? esta?n buscando una relacio?n, no presenta problema alguno: los nu?meros esta?n ahi?, pero ¿y las buenas intenciones?

?Ellos son ma?s propensos a buscar sexo casual que las mujeres?, dice la Dra. Seidman. Y podemos an?adir los altos niveles de testosterona y el instinto animal, con algo tan moderno como una app para citas. ?Y es la razo?n por la que los hombres usan Tinder con ese propo?sito?, afirma. Pero este debate ci?clico no nos lleva a lado alguno. Lo que si? es muy claro es la desigualdad entre sexos en el uso.

De todas las usuarias de Tinder que entreviste?, ninguna admitio? usar la app u?nicamente como un medio para tener sexo casual. A excepcio?n de Mateo, todos los hombres dijeron lo opuesto.

Entonces las apps para citas no son necesariamente el inicio del apocalipsis, sino un mecanismo moderno en el que los hombres promiscuos pueden continuar sie?ndolo. Un chico, Javier, me confiesa que no hubiera tenido tanto sexo si no fuera por Tinder.

?Me considero un hombre promedio, pero despue?s de una conversacio?n, ba?sicamente 100% terminan en una noche de sexo casual?, dice. ?Hay una regla impli?cita en la que sabemos que so?lo sera? una vez y que justo por eso esta?s ahi??.

Aunque estas tecnologi?as este?n influyendo en nuestro comportamiento (y convirtiendo a cualquier hombre en un gala?n), tambie?n nos ayudan a crear conexiones con personas con quienes no interactuari?amos si no fuera por este medio. Tal vez viene una e?poca con menos romanticismo, pero no es el fin del mundo.

De acuerdo con el psico?logo especialista en comportamiento, Graham Jones: ?Podri?a parecer que estas apps han cambiado el universo de las citas, pero no es cierto. Antes de que llegara Internet, hay investigaciones que demuestran que las personas tomaban decisiones para sus dates de manera muy ra?pida?.

Me quedo con Mateo y con Juan, parece que no fue una buena noche para ellos. No se? a do?nde Pepe se dirigio?. Vicente tiene mucho tiempo
que salio?.

Un pensamiento continu?a en mi cabeza, algo que no puedo olvidar. Me muevo entre las personas para acercarme a Carlos: ?Una
cosa ma?s: ¿Crees que Tinder te ha cambiado??, le grito. ?Buena pregunta?, responde.

?Mis padres piensan...?, hace una pequen?a pausa,
?creen que soy un cualquiera. Considero que jama?s imagine? que me convertiri?a en un gigolo?. Creo que ahora lo hago so?lo por aburrimiento. No puedo pasar una semana sin saber con quie?n saldre? la pro?xima vez?. ?Entonces ¿eres un adicto??. ?Definitivamente?.

SOBRE EL AUTOR DE ESTE ARTI?CULO

?Al hacer la investigacio?n para llevar a cabo este arti?culo, me di cuenta de la soledad que existe, ya que la mayori?a de las personas se la pasan pegados al tele?fono. Y lo que me impresiono? mucho ma?s: la bu?squeda de sexo en el celular es una experiencia solitaria. Asi? que preferiri?a mil vez una multitud de personas y la interaccio?n frente a frente?, asegura Alex Harris, el autor.

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