Si tus actividades hacen que te sientas perpetuamente fatigada, puede que sufras de una condición conocida como jet lag social.
Este es el precio de estar siempre exhausta:
Irónicamente, las mujeres que interrumpen su sueño para adelantarse profesionalmente podrían estar truncando su crecimiento laboral. Cuando restringes el sueño no puedes pensar tan claramente. Sufren tus tiempos de respuesta. Simplemente no das tu máximo en el trabajo. Esto podría deberse a que el déficit de sueño afecta enormemente la capacidad cerebral.
El jet lag social también podría dificultar tu toma de decisiones, afectar la producción de células cerebrales y alterar la memoria a largo plazo. Además, puede ponerte en una situación de riesgo respecto a problemas mentales como depresión o desorden afectivo de temporada
Resulta igual de alarmante el impacto que el jet lag social tiene en el resto de tu cuerpo. Acelera el proceso del envejecimiento al alterar los niveles de producción hormonal de tal manera que se asemejan a los que tienen las personas de la tercera edad (dale la bienvenida a una piel más delgada y propensa a las arrugas). Además, sin importar cuántas horas pases en el gimnasio, la falta de sueño favorece la acumulación de kilos al limitarla tolerancia a la glucosa (la habilidad del cuerpo de metabolizar azúcares) y elevar los niveles de las hormonas del hambre que te hacen experimentar un apetito verdaderamente feroz.