Frente de vaca
Aquí es donde lo ético se pone tricky. Si te encantan las hamburguesas y eres 100% carnívora, puede que esta noticia no te afecte. Pero si eres vegetariana, vegana o pescetariana, es probable que sí. Básicamente, de los 16 tipos de colágeno que tenemos, del 80 al 90% es igual al que tienen nuestros amigos peludos. Su piel, tendones y cartílagos están llenos y, como la mejor manera de estimular la producción de colágeno es mantener sus niveles altos, las granjas se han convertido en un recurso indispensable para las compañías cosméticas. En el mar tampoco se salvan, ya que en cuestión de calidad los animales marinos son superiores a los mamíferos. “El colágeno de los pollos, vacas y puercos es, en su mayoría, de tipo II, que se usa para mantener las articulaciones fuertes”, dice el Dr. Joe Cincotta, químico en la marca de skincare Time Bomb. “El colágeno que viene del pescado normalmente es de tipos I y III, que mejora la elasticidad, reduce las líneas finas, mejora la circulación y aumenta la hidratación. Plus, el cuerpo puede absorberlo 1.5 veces mejor”. También es menos probable que el proveniente del pescado cause una reacción secundaria. Si te sientes rara después de tu suplemento de carne, podrías estar entre 3% de las personas que son alérgicas al colágeno bovino. No es como que vas a saber qué tipo te encuentras ingiriendo, porque la mayoría no están etiquetados, a menos que sea marino, ya que a las marcas les encanta presumirlo. “Solamente los ingredientes alergénicos tienen que aparecer en el paquete. La única manera de saber el recurso es escribirle a la compañía”, explica Paul Davidson, director general de LQ Supplements.
Investigando etiquetas
No sólo encontrarás patas de puerco o tráquea de vaca. Los productos tópicos también usan materia animal para crear sus lujosas texturas, pigmento y poder. Ya no es tan común como antes, pero si te preocupa recurre a la etiqueta. El escualeno (usado en hidratantes) está hecho del aceite del hígado de los tiburones (no te confundas con el escualano, que viene de las aceitunas); el carmín, un pigmento popular en los lipsticks rojos, son insectos aplastados; el ácido hialurónico puede producirse con bacterias fermentadas, pero también se saca de la cresta de gallo; y la keratina muchas veces es de pezuñas, cuernos o pelo animal. Da gracias que puedes tener los efectos de la última con una mezcla vegana de soya, elote y trigo, pero con un icono en el paquete de aprobado para veganos es con lo único que estarás segura. Si eres vegana también puedes aumentar el nivel de colágeno siguiendo una dieta de plantas. Consume más cobre (encontrado en las nueces) y prolina (en los espárragos, chícharos y trigo), ya que los dos ayudan a subir el colágeno, pero la prolina es más abundante en las claras de huevo, la carne y el queso; por lo que, otra vez, es problemático para ti. Por esto les va mejor a las vegetarianas. Suplementos como el Veggiecol, de Rejuvenated, combinan proteínas de huevo con antioxidantes, cobre y ácido hialurónico, para apoyar a la piel del mismo modo en el que lo hace el colágeno. Sin importar la pastilla, poción o preparado que uses, asegúrate de que estás al tanto de qué ingredientes escondidos tienen. La ciencia detrás de la habilidad del colágeno para prevenir los signos de la edad antes de que ésta te afecte (o después de que ya te salieron algunas arrugas) está bastante estancada. Pero sabemos que de todas las formas para meterlo a tu sistema, ingerir nutricosméticos es la más e caz. Sólo tienes que estar consciente de que si no tienes cuidado, esta decisión de lifestyle podría contradecir a otra. Hay mucho más en esas píldoras de belleza de lo que ves.
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