La Ciudad de México suma un nuevo motivo para ser el epicentro de las experiencias gastronómicas más emocionantes del momento. El pasado 9 de octubre, Taco Tasting Room inauguró su primera edición de speakeasy, una propuesta que mezcló la energía local con el talento internacional de The Chickadee Room, el icónico bar de Vancouver reconocido por su espíritu irreverente y su creatividad sin límites.
El encuentro, patrocinado por Loco Tequila, fue una celebración de los sentidos. La noche inició con un cóctel de bienvenida elaborado con este destilado artesanal —uno de los más sofisticados del Valle de El Arenal, Jalisco— y continuó con una cena que rindió homenaje al maíz y a la identidad mexicana. Pero el verdadero giro ocurrió a las 10:30 p.m., cuando el restaurante se transformó en un bar clandestino con luces tenues, música envolvente y una carta efímera de seis cócteles diseñados especialmente para la ocasión.
Entre las creaciones destacaron el TIJUANA, con Tequila Loco Ámbar, sake Nami y agua de jitomate; el PUMPKINHEAD, con Loco Reposado, mezcal y mole; y el BIG BOSS, que combinó sotol, especias y bitter de lima en una mezcla explosiva. Cada trago fue una experiencia única, elegante, provocadora y con una personalidad que hizo honor tanto a la destilería jalisciense como a la escena coctelera canadiense.
Alex Tognazzi y David Kandal, de The Chickadee Room, trabajaron junto al equipo de Taco Tasting Room para construir una experiencia íntima, vibrante y llena de historias que fluyeron entre vasos, risas y brindis.
CITA: Queríamos crear algo inesperado, una experiencia que conectara la pasión por el taco con la magia del buen cóctel”, compartió el equipo anfitrión al cierre de la noche.
Este debut marca el inicio de una nueva etapa para Taco Tasting Room, que ya prepara la apertura oficial de su bar speakeasy permanente en el Centro Histórico. Además, se anticipa una colaboración futura entre ambos espacios durante la próxima edición de The World’s 50 Best Bars en Vancouver, reafirmando el intercambio cultural y creativo entre México y Canadá.
Más que una fiesta, la velada fue una prueba de cómo la mixología y la gastronomía pueden cruzar fronteras para generar comunidad, inspiración y placer. Porque cuando el fuego del maíz se encuentra con la pureza del tequila y el arte del cóctel, el resultado solo puede ser una noche que se queda en la memoria.