Algunas técnicas específicas de masturbación pueden ayudarte a alcanzar orgasmos más intensos
La masturbación femenina ya no es un tabú, es una forma de autoexploración y empoderamiento que te ayuda a conocer tu cuerpo a profundidad y a sentirte cómoda contigo misma. Y es que esta práctica sexual tiene múltiples beneficios físicos y psicológicos:
- Disminuye los dolores menstruales
- Mejora tus hábitos del sueño
- Fortalece el sistema inmune
- Reduce los niveles de estrés y ansiedad
- Mejora el autoestima
- Fomenta el autoconocimiento
Por eso, algunos expertos señalan que lo más saludable es que una mujer tenga, como mínimo, un orgasmo a la semana. Sin embargo, no todas las mujeres tienen perfeccionadas sus técnicas de masturbación y les cuesta llegar al orgasmo. Por eso, aquí te dejamos tres trucos para alcanzar el clímax más fácilmente.
Las 3 técnicas de masturbación femenina más poderosas que pocas mujeres conocen
El sandwich
Utiliza el dedo medio y el índice para realizar movimientos placenteros cerca del clítoris. Deberás colocarlos entre tus labios vaginales al mismo tiempo que vas ejerciendo presión. Con la otra mano, puedes dar sutiles golpecitos en el clítoris para estimularlo, o bien, tocar la entrada de la vagina para estimular mas zonas erógenas. La clave está en alternar ritmos y velocidades hasta que encuentres el método que más placer te da.
Punto G
No necesitas ayuda de nadie más para estimular tu Punto G, tú misma puedes alcanzarlo. Introduce un dedo dentro de tu vagina, busca la pared frontal (el lado donde está el ombligo), comienza a tocar hasta encontrar algún punto en el que sientas satisfacción al ejercer presión. Sabrás que habrás encontrado tu Punto G cuando al tocarlo sientas ganas de orinar. La posición correcta para lograrlo es acostada sobre la cama, con las piernas abiertas y las rodillas ligeramente levantadas.
La almohada
Si eres de las mujeres que prefiere masturbarse con la ayuda de objetos, la almohada será tu mejor aliada. Colócate acostada boca abajo sobre la cama, gira ligeramente tu cabeza y flexiona levemente las rodillas, de forma que tu clítoris tenga contacto directo con la cama. Para que el roce sea más intenso, coloca una almohada debajo de ti (sobre el clítoris) y comienza a moverte suavemente hasta que alcances la fircción que más placer te dé.