¿Estás ciega de amor?

¿Estás ciega de amor?

Si andas a tientas en busca de tu alma gemela, es hora de encender las luces. Aprende a reconocer cuándo un hombre no te conviene.

Si andas a tientas en busca de tu alma gemela, es hora de encender las luces. Aprende a reconocer cuándo un hombre no te conviene.

¿Te ha pasado alguna vez? Una amiga te habla del chico con el que sale desde hace un tiempo y declara: “Es el hombre de mi vida”. Estas palabras, que deberían ponerte feliz, te dejan consternada. Miras a esa chica a la que tanto quieres (y crees conocer) y no sabes qué decirle. Lo único que se te ocurre es: "¿Te volviste loca?” El tipo es un antisocial, no tiene nada en común con ella, la trata mal... Sí, estás frente al típico caso de un alma gemela traída por los pelos. Mientras tanto, sus amigas y familiares se preguntan cómo puede estar tan ciega. La coach de parejas Frances Amaroux (lovecoaching.com) asegura que, cuando se trata de reconocer al hombre ideal, somos muchas las que nos confundimos. “Cuando estás enamorada o entusiasmada con alguien, los químicos que libera tu cerebro dificultan el pensamiento racional”, explica la experta. ¿Por qué? “Ciertas sustancias hormonales, como la feniletilamina (de la familia de la anfetamina), las endorfinas y la oxitocina provocan que nuestro cerebro se embriague de neurotransmisores, lo que hace que encuentres más atractiva y fantástica a la otra persona”, explican los sicólogos Patricia Elmeaudy y Oscar Lanzillotti, directores de psico-in.com.ar. “Por eso, el enamoramiento es un estado de profunda idealización. Los procesos lógicos y racionales quedan temporalmente suspendidos”. Claro que eso no significa que estés condenada a encadenarte al primero que se cruce en tu camino, convenciéndote de que se trata de tu media naranja. Sobre todo, si las evidencias indican lo contrario.


Un patrón que se repite

Pero ¿qué causa que una chica inteligente, y en otras circunstancias con sentido común, coloque al hombre equivocado en la categoría máxima de “alma gemela”? Según Amaroux, son muchas las razones. “En primer lugar, está el deseo de tener una conexión, una especie de lazo físico con alguien. Un solo abrazo basta para que sientas que él realmente te está cuidando. Y eso es tan agradable que, a la hora de las evaluaciones, puede llegar a tener mayor peso que otros aspectos mucho más racionales”, afirma la experta.

Hay otra teoría que asegura que aprendemos qué es el amor a partir de las marcas que nos dejaron las experiencias de la infancia. “Uno se enamora después de la adolescencia, una edad en la que ya hemos sido amados por otros, por lo general nuestros padres”, explica la sicoanalista Isabel Carraro. “En la vida adulta, buscamos reeditar ese modelo de lazo amoroso. Determinado rasgo, cierta condición, es lo que hace que el amor prenda. Y esto siempre estará presente por más que, en apariencia, los hombres sean diferentes”. En otras palabras, y aunque no nos guste, en lo profundo de nuestra siquis podemos sentir que un vínculo distante, insatisfactorio o peligroso es lo que llamamos “amor”.


La trampa del “y vivieron felices...”

Otra causa por la que pueden darse estos casos de alma gemela a la fuerza es la idea de: “Bueno, ¿y por qué no? ¡Si les pasó a otras...!” Y es que no nos cuesta nada creer en aquello que deseamos que sea cierto. Crecimos oyendo historias de parejas que se encuentran y, ¡puf!, se enamoran en el acto, él le propone matrimonio... y viven felices para siempre. Aunque no suele ser lo más común, estas cosas suceden. “Pero eso no quiere decir que necesariamente te va a ocurrir a ti”, advierte Amaroux. “Lo que no es cierto es esa parte que parece extraída de un cuento de hadas: lo amas, por tanto él es tu alma gemela y tienen que estar juntos. La verdad es que no con todos los hombres que ames vas a poder lograr una relación feliz y exitosa. Tenemos una visión romántica, pero hay que considerar la cuestión química del enamoramiento. También necesitamos involucrar el lado lógico de nuestro cerebro”, añade la experta.


Reconoce lo qué quieres, prioriza lo que necesitas

Entonces, ¿cómo podemos mantenernos dentro de los límites del mundo real? “Es importante que determines cuáles son tus requisitos clave en una relación”, recomienda Amaroux. Sé razonable: que le guste andar por la playa con su perro labrador o que mida más de 1,85 m no cuentan como condiciones básicas. Lo mejor es empezar por los puntos que no se pueden negociar. “Haz una lista con todas las características que quisieras hallar en tu pareja y, a continuación, divide la hoja en tres columnas. La primera será para las características no negociables”, explica Amaroux. “Por ejemplo, que desee tener hijos algún día o que no sea adicto a ninguna sustancia. En la segunda columna escribe las cosas que son importantes para ti, pero con las que puedes tener cierta flexibilidad. Rasgos, como el atractivo físico o sus ingresos, que aunque harían que él fuera perfecto, no son cruciales. Y, por último, en la tercera da rienda suelta a tus fantasías. Escribe cosas como: ‘que adore darme masajes en los pies’ y todo lo que le pedirías a Santa Claus. A veces,un hombre se las arregla para cumplir muchos requisitos, pero la mayoría pertenecen a la segunda o tercera columna, no a la primera. En ese caso, si lo que buscas es una relación seria, no te conviene seguir”, dice Amaroux.

Enamorarse no es una ciencia exacta, así que tu lista de requisitos puede funcionar como un auxiliar. Te puede ser útil para reconocer a un hombre que va contra todos tus estándares. “Especialmente al inicio de una relación, cuando piensas que él podría ser el amor de tu vida, tiene que cumplir por lo menos ocho de las diez condiciones no negociables”. Entonces, la próxima vez que una amiga ande fascinada con un bueno para nada, regálale una libreta... y ayúdala a sumar.


¿Cuánto tiempo te puede durar “la ceguera”?

Hasta hace poco, la teoría más difundida sobre el enamoramiento señalaba que su efecto ofuscador (que es comparable al de una borrachera) duraba como máximo tres años. Sin embargo, las últimas investigaciones muestran que podría extenderse incluso por dos décadas. Los científicos de la Stony Brook University, en New York, hicieron pruebas de resonancia magnética a un grupo de personas que aseguraban haberse mantenido incondicionalmente enamoradas de sus parejas a lo largo de 20 años. El estudio reveló que, cuando estos amantes de mucho tiempo pensaban en su pareja, las áreas del cerebro que se activaban eran idénticas a las de aquellos que acababan de enamorarse.

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