En el juego previo está la clave para que tú y tu chico se exciten al máximo y aún antes del plato fuerte
El petting o foreplay, mejor conocido en tierras latinas como “agarrarse” o “cachondear”, suele comprenderse como una preparación para el sexo coital: ir humedeciendo el camino para la entrada triunfal.
Todos sabemos que es una parte fundamental del encuentro sexual, pero pocos han descubierto que puede llevarte a niveles de placer inimaginados.
La idea es retornar a los orígenes, a esa cosquilla adolescente que nos instaba a querer descubrir más cuando aún no nos permitíamos (o nos atemorizaba) hacerlo a full.
Autoerotismo compartido
Pocas mujeres afirman que se excitarían viendo a su hombre masturbándose. Sin embargo, muchos de ellos se prenden como polvorín cuando ven a una chica estimulándose.
Si el espectáculo mutuo les anima la libido, será una experiencia muy interesante y lúdica.
Pídeselo y pídetelo
Platica con tu chico y plantéaselo como un juego de mutua confianza en el que mostrarán sus técnicas masturbatorias. No obstante, si tú misma no te sientes cómoda al mostrarle lo que haces a solas, comienza por trabajarlo a nivel de fantasía.
Es decir, regálate una sesión de autoerotismo en la que tu disparador mental sea la idea de que él está observándote mientras te acaricias.
Asimismo imagínalo acariciando sus genitales ¿Te excita o te intimida? Esto funcionará como un medidor para saber si puedes llevar este preludio a la realidad.
Opción B
Si la imagen limita tu deseo en vez de promoverlo (recuerda siempre respetar tus reflejos eróticos), opta por “guiarlo” a estimularte usando tus propias manos.
Coloca sus manos sobre las tuyas y haz que te acaricie (con tus manos) del modo en que lo haces tú.
Lo mismo en su caso: permite que él te guíe. Inicien acariciando muy lentamente mientras se besan y continúen el movimiento. Es probable que cada uno termine ejecutando los estímulos a sí mismo. De suceder eso, recuerda que las manos que queden libres pueden ocuparse de otras zonas del cuerpo.
Arranca el juego
El clittage o masaje del clítoris con el glande y cuerpo del pene puede, incluso, llevarlos al orgasmo con la misma eficiencia que una penetración.
Necesitarán un preservativo porque, ojo, hay intercambio de fluidos y contacto genital. Para ponerle más picante, usen un condón texturizado y colóquenle una buena cantidad de lubricante con base de agua (una vez puesto, claro).
Hínquense frente a frente sobre la cama o una supericie cómoda. Sus pelvis deben quedar a la misma altura por lo que puedes poner cojines que balanceen las estaturas.
Sólo tienes que acercar tu pelvis y él colocar su pene entre tus piernas y labios de tu vulva. Muevan la pelvis rítmicamente acariciando toda la zona.
La textura del condón hará su tarea así como la acuosidad brindada por el lubricante. Mide qué tanto debes separar las rodillas para recibir más o menos intensamente el estímulo.