Pocas son las amistades que empiezan desde que somos pequeños y logran pasar las pruebas del tiempo. En especial si se trata de amistades entre celebridades. Por lo que no sorprende que la amistad entre Gwyneth Paltrow y Madonna no durara; lo sorprendente es que la razón detrás de su distanciamiento no fue el tiempo, sino las acciones de la cantante de “Like a Prayer”.
Fue en el libro biográfico de la actriz de Iron Man, que narra donde empezaron los problemas entre ellas. El primer roce se dio cuando el papá de Gwyneth intentó que la actriz dejara de fumar.
El mensaje pasivo-agresivo que marcó un antes y después
La solución de Bruce Paltrow fue pedirle a su amigo, Leo Penn, que le dijera a su hijo, Sean Penn, que le pidiera a Gwyneth que dejara de fumar. A lo que Sean recurrió a su entonces esposa, Madonna, que lo ayudara. Ante esto, la cantante le escribió una nota que decía:
“Querida Gwyneth. Sólo para resumir mi día normal... Me despierto, no fumo... Y me voy a casa feliz y sana. Con amor, yo, Madonna. PD: Las chicas buenas viven más”.
Con los años, la amistad continuó y no fue hasta que Gwyneth estaba casada con Chris Martin que se daría el momento que destruyó la amistad por completo. El problema surgió cuando Madonna llegó a una isla donde Paltrow y Martin estaban de vacaciones. Dato que la cantante sabía, por lo que la pareja lo percibe como extraño.
La cena que terminó su relación
Posteriormente, Madonna insistió en que la acompañaran a una cena con varios invitados, entre los cuales estaba su hija Lourdes. Durante la cena se dice que la cantante se molestó con su hija y fue grosera con ella.
Esto disgustó a la pareja; incluso Chris dijo que no podía seguir con esa mujer, a lo que Gwyneth coincidió en que Madonna era tóxica y terminó la amistad. Pero el fin de esta no significó que la actriz le tuviera rencor, ya que no dudó en darle crédito por ayudarla a salir de la depresión postparto que afrontó después de dar a luz a Moses Martin.
La amistad que empezó en la escuela y terminó en una isla
Aunque la amistad que empezó en sus años formativos en la escuela Spence en el Upper East Side de Manhattan no las acompaña en la actualidad, son un buen recordatorio de que no porque las cosas no funcionaran, se debe cargar con rencor o resentimiento a la otra persona.