Existen cinco, y aunque puedes encajar en varios a la vez, ¡uno se apega más a tu forma de ser!
SENSIBILIDAD ACTIVA: No te sientes frenada por tus rasgos sensibles, sino todo lo contrario; te sientes estimulada e impulsada a actuar a consecuencia para mejorar las cosas.
Ejemplos: las altruistas, las que se arriesgan por cambiar las injusticias, las asertivas, etc.
SENSIBILIDAD PASIVA: No te sientes capaz de actuar porque tu alta sensibilidad te impide hacer algunas cosas y te limitas a recibir impresiones del exterior. Este tipo de sensibilidad también es muy beneficiosa, porque hace que te des cuenta de todo.
Ejemplos: las empáticas, las que saben escuchar, las consejeras, las mujeres que apoyan a los demás...
SENSIBILIDAD CREATIVA: No sólo eres activa, sino que creas e inventas soluciones a los problemas en general.
Ejemplos: artistas, escritoras, oradoras, diseñadoras y todas las personas que necesitan crear para ser felices.
SENSIBILIDAD EMOCIONAL: Este tipo de sensibilidad te capacita cuando llega el momento de desenvolverte en la vida.
Ejemplos: las intuitivas y receptivas, las que son aptas para tratar con el público en general.
SENSIBILIDAD INTELECTUAL: Te hace capaz de apreciar lo hermoso de la creación humana, como el arte, la música, etc.
Ejemplos: las viajeras y las que disfrutan con la cultura, la música, el arte...