Todas hemos suspirado alguna vez con la idea de recibir un ramo espectacular. Es un gesto clásico de afecto que valida, que dice: “Pensé en ti.” Pero, ¿por qué dejar ese placer en manos del azar o de la disponibilidad emocional de otra persona?
El acto más radical y dulce de amor propio es tomar ese control y ser la fuente de tu propia alegría. Regalarte flores no es un consuelo; es una declaración: Yo soy digna de mi propio amor y atención.
El significado: una declaración de autosuficiencia
Las flores simbolizan belleza, celebración y aprecio. Cuando tú misma vas y compras ese ramo vibrante que te encanta, el mensaje que envías a tu cerebro es profundo:
- Yo soy mi prioridad: No necesito un evento o una persona especial para merecer algo hermoso.
- Mi buzón emocional está lleno: No busco que alguien más “llene” un vacío (como hablamos en el artículo anterior); yo me desbordo de mi propia plenitud.
No esperes a que “él” decore tu vida
Esperar por un gesto romántico es, en el fondo, poner tu felicidad y tu sentido de valor en validación externa. ¿Y si esa persona nunca llega o, peor aún, si te llega, pero no es detallista? ¿Tu casa permanecerá sin color?
La importancia de tener detalles para contigo misma reside en construir una base inquebrantable de amor propio. Cuando eres tu propia fuente de mimos y placeres, entras en cualquier relación desde la elección y no desde la carencia.
Tu plan de “mimos” para consentirte
La próxima vez que veas flores, no pienses: “Ojalá alguien me las enviara.” Piensa: “Me las merezco y las voy a comprar.”
- El ritual de las flores: Elige conscientemente el color que te haga sentir más alegre y colócalo en el lugar más visible de tu casa. Cada vez que las veas, recordarás: “Esto me lo di yo porque soy suficiente.”
- Extiende el mimo: El principio se aplica a todo: compra ese libro que anhelas, tómate la tarde libre, usa tu perfume favorito solo para estar en casa. Los pequeños lujos que te das son los que consolidan tu autoestima día tras día.
Tu misión es ser tu propia persona favorita. La persona que entre a tu vida debe encontrar un jardín vibrante, no un espacio en blanco esperando a ser decorado.