No soy una dama: Una meretriz en la calle y una meretriz en la cama

dama

Cuando me propusieron abordar este tema me di cuenta de que la frase va en contra de mis principios. No soy lo que calificaríamos precisamente de “dama”, soy exhibicionista (hay un video viral de mí des- nuda en carnavales que desató gran controversia en redes, les contaré de esto otro día); a más de uno me he fajado borracha (a veces con pena, a veces con gloria) y experimento y vivo mi diversidad de gustos sexuales a la vista de todos. Y de modales en la mesa ni hablemos porque soy una cerda... personifico la peor pesadilla de Carreño. ¿Y saben qué, amigas? Me la paso buenísimo y lo más irónico es que se enamoran de mí así como soy y tengo acceso a los mejores sitios. Lo digo no por fingir ser de la realeza: creo que ser auténtica te abre más puertas que ser distinguida y ¡solo tienes que ser tú misma! Te aseguro que las relaciones más fructíferas y plenas son aquellas en las cuales eres tú, sin máscaras ni poses. ¿Qué es “ser una dama”? Busqué en Google y llegué a reglas asfixiantes y limitantes (no mascar chicle, no embriagarse, hablar siempre con la voz suave y un montón de etcéteras... ¡una dama no puede hacer nada!), y me pregunto: ¿por qué sucumbir a la presión de estar siempre perfectas?, ¿por qué es tan terrible mostrar y satisfacer nuestros impulsos sexuales? Está bien ser una meretriz en la calle; está bien emborracharse y buscar sexo casual para satisfacer nuestras necesidades; está bien maldecir, eructar y poner nuestras necesidades por delante del otro. Ya basta de tanta esclavitud, porque esos imaginarios, que más bien son imposibles impuestos por la sociedad, no son más que una cárcel, la manera del sistema para tenernos mansitas y en silencio, porque “calladita se ve más linda”, dicen por ahí. Desde mi primer articulo les he advertido que no he venido acá a enseñarles el kamasutra, ni les voy a revelar el secreto para ser la amante perfecta (para mí es aquella que se ama a sí misma y busca su propio placer), pero sí puedo darles unos tips para que liberen a esa perra que TODAS llevamos dentro.

MUESTRA TU CUERPO

Amo exhibirme. Y aunque lo hago por mi disfrute, gozo con la confusión y desconcierto que produce en los demás. En una sociedad machista que objetiviza a la mujer para su placer o beneficio, una que asuma su sexualidad es una amenaza y lo “mejor” es señalarnos y dividirnos entre damas y putas. Por esto es tan importante que nos recuperemos como sujeto libre de ejercer su sensualidad y sexualidad como quiera. Así que para empezar a liberarnos, mi primer consejo es: desafía tus límites. Dentro de tus propios parámetros, escoge algo muy atrevido para ti, que siempre has querido usar y no lo has hecho por inseguridad o por miedo, y rétate: usa esa transparencia sin bra, esos hot-pants escandalosos que no dejan nada a la imaginación, el animal print que te encanta (pero que se te hace tan culposo), luce tus gorditos y celulitis con descaro. Te aseguro que levantarás más que nunca y se te abrirán las posibilidades a un sexo más desenfrenado y desinhibido, como te lo mereces.

SAL DE CACERÍA CON LA MANADA

Se nos enseña a ser dulces y sumisas, coquetas (pero no tanto) y a esperar que él dé el primer paso. Invirtamos los valores aunque sea por una noche: vamos a objetivizarlos a ellos. Con tus amigas, vístanse como meretrices, vayan a un lugar al que nunca hayan ido y apodérense de él. Escojan a sus presas cuidadosamente, acéchenlos, invítenlos a tragos, mírenlos y trátenlos como un pedazo de carne, díganles cochinadas al oído. Probablemente se asustarán y huirán, y si no lo hacen, no los dejen ir, porque seguramente son unos tipos muy divertidos. Una actitud tan desparpajada, por lo general, asusta a los hombres. No todos se atreven a estar con una mujer asumida, pero con tanto idiota por ahí suelto, créeme que se harán un favor, al mismo tiempo que pasarán una noche increíble y quién sabe si se les abre la puerta para una experiencia inolvidable.

MÉTELE PERREO A TU VIDA

El culto al twerk puede parecer superficial y ordinario, lo critican por denigrar a la mujer, pero nada más alejado de la realidad: además de ser uno de los ejercicios más eficaces y divertidos para tonificar, nos reconecta con nuestra femineidad y mejora nuestra vida sexual. Ejercita la zona pélvica y activa el Svadhisthana o chakra sacro, conocido como el chakra sexual, que tiene una directa relación con la creatividad y la fuerza vital. Estar conscientes de este punto, activarlo y consentirlo es fundamental para una vida sexual plena. Toma unas clases de twerk, practicarlo entre mujeres da una sensación de complicidad que produce mucho poder y aprenderás movimientos que no sabías que podías hacer... te abrirán nuevas posibilidades de placer para ti y tus parejas.

VÍSTETE SEGÚN TU EDAD

Sharon Stone subió una foto en un bikini mostrando el espectacular cuerpo que tiene a los 60 años y las redes no se lo perdonaron; a JLo le llueven críticas por mostrar demasiado a los 50 y cuidado si alguna famosa engorda y enseña “más de la cuenta”. Rihanna, Christina Aguilera o Tyra Banks saben que el secreto de la felicidad es hacer oídos sordos a palabras necias. ¿Quién dice que, porque llegaste a los 60, tienes que vestirte o comportarte de cierta manera? ¿Las mujeres con sobrepeso carecen de atractivo erótico? Fuck society! Vístete y compórtate como te dé la reverenda gana. Que ni tu peso, ni tu edad, ni lo que digan otros te lo impida. Decide con qué te gustas, qué te hace sentir sexy y cómo expresas tu sensualidad sin miedos. Mi consejo principal es: sé una perra donde quieras, como quieras y cuando quieras. Las perras la pasamos mejor, tenemos una mejor vida sexual y nos resbala lo que digan los demás. Y eso es algo que una dama jamás podrá comprar o gozar. Por: Elvira Lavey

Este artículo fue originalmente publicado en nuestra edición:

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