No bebas en la primera cita

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Ha llegado el gran día. Por fin has quedado en una primera cita con esa persona que tanto te atrae y no quieres que los nervios te jueguen una mala pasada. “Bueno, cuando llegue, me tomo algo y así me relajo”, piensas. Pero, ¿estás segura de que es una buena idea? Según señala el doctor Javier Dols, autor de Tu mejor medicina eres tú: 300 ideas para ser más feliz mejorando tu salud física y mental (Ed. Zenith), los efectos del alcohol son múltiples y, a medida que aumenta la ingesta, pueden acabar resultando muy desagradables: te sentirás en tu primera cita desorientada, tus capacidades de coordinación o de atención estarán bajo mínimos, andarás con dificultad y hasta es posible que balbucees en lugar de hablar. ¡Qué oso! “Imagínate, con lo que te ha costado conseguir esa primera cita, que luego no recuerdes nada porque el exceso de bebida te ha nublado la memoria. La otra persona, en cambio, probablemente se acuerde muy bien del triste espectáculo que has ofrecido”, comenta Javier Dols. Este médico recomienda ser fiel a uno mismo. Es decir, si consumes alcohol de manera habitual, no hace falta que te comportes como si fueses abstemia, pero tampoco abuses. “Para estar lo más lúcida posible, no te pases de una cerveza o un vino –advierte Dols–. Se supone que, en un primer contacto, ya estás empezando a generar una opinión sobre ti. Sería una lástima que esta fuese tu primera cita desfavorable porque tu forma de hablar y/o tus gestos pongan en evidencia que estás borracha. Esto restaría tus oportunidades de volver a verse”. Luis Tejedor, psicólogo, sexólogo clínico, escritor y director de la escuela para dates Egoland Seducción, añade otro consejo para evitar meter la pata: “Es conveniente que el nivel sea recíproco. Y si puede ser poco, mucho mejor, para que la gente se muestre tal y como es. Que uno se tome una botella de vino puede generar disonancias y pensamientos que no corresponden a la realidad”, afirma.

ELIGE BIEN EL PLAN

Está claro que compartir una cena en tu primera cita es lo más habitual, pero también es verdad que acompañar los platos con agua puede hacerte quedar ante los ojos de tu cita como lo más extraña del mundo. ¿La solución? Trata de decidir otras opciones menos convencionales. “Apuesta por un lugar con encanto, en el que puedan conversar sobre sus gustos. Elige un sitio para tomar café o una terraza con buenos cocteles –sugiere Luis Tejedor–. Y si lo que quieres es que se rinda a tus pies, para su primera cita pueden verse en un parque para pasear y pasar antes por tu paletería o pastelería favorita para pedir algo con chocolate. O llévale a un museo para enseñarle a tu pintor preferido, o a un escape room para jugar a ser cómplices”. Lo importante de tu primera cita, según este experto, es lograr el factor sorpresa y mostrar algún detalle genuinamente tuyo: “De esa forma conseguirás conocerlo mejor y estimular la parte emocional, que es la que te hace ganar puntos”.

BESOS DE CARTÓN

Si todo va rodando, según avancen las horas empezarás a imaginar el primer beso. Debería ser perfecto, pero si el número de copas también va creciendo, sus bocas estarán acartonadas y sentirán la lengua árida cual desierto del Sahara. Esto es lo que se conoce como el síndrome de la boca seca y consiste, básicamente, en que el organismo deja de producir la cantidad de saliva necesaria. La odontóloga Daniela Carranza, asegura que con un par de vinos o cervezas no sucede nada, pero si se aumenta la dosis, la consecuencia inmediata es la deshidratación, y esta se nota especialmente en esta zona. “Además, se forzará la producción de saliva tragando en exceso, un incómodo gesto que no pasará desapercibido por la persona a la que queremos conquistar”, dice la experta. A esto hay que sumar el mal aliento que provoca. Y no se acaban ahí los efectos nocivos a corto plazo. Carranza indica que el vino tinto no es la opción más adecuada, aunque haga perfecto match con la cena, “a menos de que quieras que te recuerde con los dientes oscurecidos”.

FUERA DE CONTROL

Si bebes demasiado puedes tener muchos problemas y el peor de todos es que, al final, dejes de ser responsable de tus actos. Quizás pienses que te gusta alguien que, en estado de sobriedad, te parecería un horror. O accedes a tener relaciones que jamás habrías aceptado si hubieses estado serena. Un consentimiento que se verá empañado por los vahos etílicos. Eso nos lleva al siguiente punto: la creencia popular de que el alcohol aumenta la excitación sexual. La ciencia la ha rebatido y la realidad le da la razón. Es cierto que, en pequeñas dosis, ayuda a perder la vergüenza y a que los órganos sexuales se animen –el aumento de la circulación sanguínea facilita la erección y la lubricación–, pero a grandes dosis dificulta que reaccione el sistema nervioso central. ¿Resultado? La excitación disminuye y, con ella, la respuesta sexual a la estimulación. O sea, que tu cuerpo se pone a tono, pero tu cerebro no tanto. “En la mayoría de los casos, la desinhibición lleva a deformar la realidad –avisan Pepe Roca y
Marta Villaplana, impulsores del centro de yoga y nutrición Fook&Yoga–. Además, se puede producir una exageración de las emociones (positivas o negativas) o incluso una disfunción sexual. También debes estar alerta con la pérdida de control, porque se acentúa en las mujeres. Según un estudio realizado por la web businessinsider.es, a partir de la ingesta de tres copas, nosotras tendemos a tener un comportamiento sexual más arriesgado y sin ningún tipo de precaución. Un 55% de las entrevistadas aseguró que el alcohol les había hecho tomar decisiones equivocadas en asuntos de cama. Y la mayoría reconoció haberlo lamentado a la mañana siguiente. Lo corrobora también un estudio de la Universidad de Nueva York: el sentimiento más común tras enrollarse con alguien en estado de embriaguez es el arrepentimiento. Dado que los efectos son más acusados en las chicas, si decides beber, nunca lo hagas al mismo ritmo que él. El maestro de coctelería Javier de las Muelas recomienda la moderación: “Tomar un combinado (uno, ¡no más!, y con el mínimo de mezclas posible) se traduce como un signo de elegancia que, por otro lado, sirve para relajarse”.

GENERACIÓN LIGHT

A la vista de la amplia lista de in- convenientes, hay cada vez más millennials que deciden mantenerse sobrios cuando quedan con alguien. De hecho, cada vez más jóvenes se declaran abstemios, según varias encuestas. Si te unes a este grupo habrás ganado algo importante de cara a esa cita especial: “Serás tú misma y conocerás al otro desde una perspectiva diferente –dicen Pepe Roca y Marta Villaplana–. La primera vez que quedamos nosotros no hubo nada de alcohol y llevamos felizmente enamorados tres años”. Y no temas no saber actuar si surgen mariposas en el estómago. Para liberar tensiones, estos expertos señalan que lo mejor es dar una clase de yoga o de baile la tarde del día D: “Te harán botar la tensión, tanto en el plano físico como en el mental”. Sea como sea, recuerda que, cuando llegues al final de la noche, es muy probable que tengas que tomar otra (gran) decisión. Porque según revela una encuesta de Meetic, el portal para citas en Internet, más de la mitad de las solteras considera que invitar a tu pretendiente a casa a una última copa es una estrategia para iniciar relaciones sexuales, mientras que el 59% de los chicos singles asegura que solo se trata de una forma de alargar la velada porque “lo han pasado muy bien y quieren conocerse más”. Independientemente del sexo, ocho de cada diez aseguran que aceptarían sin dudarlo esa última copa. Y tú, piénsalo: ¿le invitarías a subir o no?

Cervezómetro

Aunque la cerveza es muy popular en nuestro país y la bebemos como si fuese agua, hay que estar alerta: más de una puede ser demasiado. Atención a esta guía... DOS CERVEZAS Te pones “graciosa” y piensas que la noche es joven, pero no podrás manejar tu coche. Si pesas entre 50 y 60 kilos, con dos tercios puedes dar positivo en la prueba de alcoholímetro. TRES CERVEZAS Según la OMS, a partir de dos unidades de alcohol, las mujeres empezarán a sentir calor y aumentarán tus ganas de beber. O paras o te pierdes. CUATRO CERVEZAS Cuidado: tus emociones comienzan a estar fuera de control. Es probable que tengas una sensación de éxtasis, pero también confusión y quizás algo de mareo y/o falta de coordinación. CINCO CERVEZAS Entre cinco y siete chelas, acabarás seriamente perjudicada, con síntomas como dificultad al hablar y andar, vómitos o pérdida de conciencia. Al día siguiente no recordarás nada, o casi.

POR: PAKA DÍAZ

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