Estos son algunos saltos que debes identificar para saber si tu relación está madurando o se está estancando, según la psicoterapeuta Ariadna Pulido (@aripulidog).
Una de mis terapeutas y conferencistas favoritas, Esther Perel, suele decir que la mayoría de nosotros tenemos tres o cuatro relaciones románticas realmente significativas a lo largo de nuestra vida. Muchos de nosotros, tendremos varias de estas con la misma persona. Pero ¿cómo saber si esta relación está madurando o se está estancando?
Cómo saber si mi relación está madurando o se está estancando
Las relaciones nunca son estáticas: su inercia natural es el cambio, pero la dirección hacia la que avanzan cambia, madura o se marchita, depende de las condiciones que establezcamos.
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Los siguientes son cinco grandes “saltos” que dan las relaciones sanas y enriquecedoras en su proceso madurativo. Sabemos que una relación no está avanzando, sino que se está estancando, cuando la segunda parte de estas díadas es sustituida por el desinterés o por el conflicto permanente.
1.- Pasión vs Erotismo
Al inicio, la tensión sexual suele ser sostenida, intensa y aparentemente autosuficiente. Con el tiempo nos damos cuenta de que era precisamente en el territorio de la novedad y el misterio en donde estaba floreciendo la pasión. Como inevitablemente vamos conociendo al otro más a fondo y el sexo se vuelve más predecible, la pasión va disminuyendo pero, al mismo tiempo, surge un nuevo tipo de erotismo en el cual ambos miembros de la pareja saben cómo reencender la llama en sí mismos y en el otro. Quizá ya no están ávidos por tener intimidad siempre que sea posible, pero esta sigue siendo parte importante, frecuente y placentera de la relación.
2.- Egoísmo vs Empatía
Cuando comenzamos a salir con alguien, es el deseo el que lleva el timón del barco y el deseo es por definición egoísta: busca su propia satisfacción en lo físico, emocional y psicológico. Sin embargo, al establecer un vínculo más comprometido, el egoísmo de querer a nuestra pareja “solo para nosotros” va dando paso a la empatía de comprender que también tiene metas, intereses y expectativas propias. Cuando el egoísmo natural del enamoramiento no da paso a la empatía del amor, suele “echarse a perder” y derivar en actitudes muy tóxicas como los celos, la manipulación y el abuso.
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3.- Incertidumbre vs Mantenimiento
Uno de los elementos más difíciles de sobrellevar durante el enamoramiento es la incertidumbre: no queremos hacernos demasiadas ilusiones y que nos rompan el corazón, pero al mismo tiempo no saber qué va a pasar es un poderoso combustible para nuestras demostraciones de interés. A medida que el vínculo se va volviendo más formal, este miedo a la pérdida se difumina y comenzamos a “dar por sentada” a la otra parte. En una relación sana, la incertidumbre da paso a una rutina de pareja llena de pequeños detalles y rituales destinados a reafirmar el interés mutuo. En caso contrario, el desinterés hará su aparición y tras él, la inseguridad y el conflicto.
4.- Indignación vs Negociación
Es normal que los conflictos sean más intensos y dramáticos en las primeras etapas del ciclo de vida de la pareja. Esto ocurre porque, como realmente aún no la conocemos bien, por un lado tenemos expectativas irreales y por otro pensamos que todas sus actitudes giran a nuestro alrededor. Esto da pie a la indignación ya que en el fondo esperamos un ser perfecto y sus inevitables defectos nos los tomamos como ataques personales. Con el tiempo, entendemos que ni el otro es perfecto ni todo lo que hace mal es para molestarnos. Avanzamos de la indignación a tratar de negociar nuestras diferencias, comunicar nuestros puntos de vista y establecer límites. Cuando no se da este salto madurativo, pueden suceder dos cosas: o el ciclo del conflicto aprende a retroalimentarse a sí mismo de forma permanente, o, por evitar las peleas, nos resignamos a vivir con cosas que realmente no nos dejan conectar con nuestra pareja.
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5.- Novedad vs Crecimiento
La curiosidad, que nos emociona y excita cuando recién conocemos a alguien, disminuye rápidamente precisamente porque ante la novedad nuestro impulso natural es conocer cada pequeño detalle de aquello que está robando nuestra atención. En una pareja en la cual ambas partes mantienen un proceso individual de desarrollo personal, profesional o social, la novedad siempre se está renovando porque realmente nunca regresamos a casa siendo los mismos que éramos, sino mejores.
Por su parte, la rutina y el aburrimiento suelen tomar la estafeta de la novedad cuando no hay metas que se estén persiguiendo activamente, tanto a nivel personal como en pareja. Es inevitable que algunos componentes muy placenteros del enamoramiento se vayan perdiendo, lo que sí está en manos de la pareja es que dichas emociones pasajeras se conviertan en virtudes a largo plazo que consoliden y fortalezcan la relación. La comunicación, la lealtad y, sobre todo, el desarrollo personal constante son los ingredientes clave para que una relación madure en lugar de estancarse o debilitarse. Ariadna Pulido es psicoterapeuta individual y de pareja. Escribió el libro ‘Lo que nos preguntamos las mujeres: 60 respuestas de amor, sexo y placer’, publicado por Editorial Diana. Contacto: ariadna@ariadnapulido.com.
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