¡Atención! 10 actitudes que le restan puntos a los hombres en la intimidad

El verdadero atractivo sexual no tiene que ver con experiencia, tamaño o resistencia. Tiene que ver con sensibilidad, presencia y respeto. Hay actitudes que pueden apagar la química en segundos, incluso cuando había deseo y atracción.

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Estas son las actitudesmás comunes y por qué importan más de lo que muchos hombres creen.

1. Creer que el sexo es una competencia

Muchos hombres creen que el atractivo sexual se mide por rendimiento: cuánto duran, cuántas veces pueden, cuántas posturas dominan. Pero esa mentalidad convierte el encuentro en una evaluación, no en una conexión. Cuando un hombre está más preocupado por “impresionar” que por disfrutar, se desconecta del momento. Y eso, emocionalmente, se siente.
Ejemplo: se enfoca en “hacerlo bien” y no en sentir.
Lo que atrae: quien se entrega sin prisa, con atención, disfrutando del proceso, no del marcador.

2. No leer el lenguaje corporal

El cuerpo habla constantemente: ritmo, respiración, tensión, gestos. Pero muchos hombres no observan ni escuchan esas señales. Ignorar las reacciones del otro cuerpo es una forma de egoísmo inconsciente.
Ejemplo: insistir en una práctica o ritmo que no está funcionando, sin notar incomodidad.
Lo que atrae: quien se adapta, ajusta y busca el equilibrio entre su placer y el del otro.

3. Saltarse los preliminares

Ir directo al contacto sexual sin calentar el ambiente emocional y físico rompe el flujo natural del deseo. Los besos, las caricias y la provocación son parte del juego, no un trámite previo.
Ejemplo: tocar o penetrar sin crear antes una conexión de intimidad.
Lo que atrae: quien entiende que el deseo no se exige, se construye.

4. Descuidar la higiene

El deseo empieza mucho antes de tocarse. Olores, texturas y sensaciones influyen más de lo que se dice. Un cuerpo limpio, con aliento fresco y piel cuidada, comunica atención y respeto.
Ejemplo: mal aliento, olor corporal fuerte o manos descuidadas.
Lo que atrae: quien se prepara para el encuentro, no como obligación, sino como parte del disfrute compartido.

5. No comunicarse

Hablar del deseo no le quita misterio al sexo, lo enriquece. Muchos hombres evitan preguntar qué gusta o qué no, por miedo o por ego. Pero el silencio crea distancia.
Ejemplo: evitar conversaciones sobre protección, límites o preferencias.
Lo que atrae: quien pregunta, escucha y comparte, haciendo que ambos se sientan seguros.

6. Pensar solo en su placer

El egoísmo sexual sigue siendo una de las principales quejas. Cuando un hombre se enfoca en su clímax y no en el disfrute mutuo, el encuentro pierde sentido.
Ejemplo: terminar y desconectarse sin considerar si la pareja llegó al mismo punto o no.
Lo que atrae: la generosidad. El deseo mutuo se alimenta cuando ambos son protagonistas, no cuando uno usa y el otro asiste.

7. No variar el ritmo ni el estilo

El cuerpo femenino no responde a la repetición mecánica, sino al ritmo, la intención y la sorpresa. Muchos hombres se quedan en un único movimiento o técnica, sin notar que el placer también necesita variaciones.
Ejemplo: mantener el mismo ritmo o intensidad de principio a fin.
Lo que atrae: quien sabe alternar suavidad y firmeza, pausa y energía, según la respuesta del cuerpo.

8. Desconexión emocional

El sexo puede ser físico, pero el atractivo real surge de la conexión emocional. Cuando un hombre está distraído, evita el contacto visual o parece ausente, el deseo se apaga, aunque el cuerpo responda.
Ejemplo: hacerlo sin miradas, sin palabras, sin complicidad.
Lo que atrae: quien se involucra desde lo emocional, no solo lo físico.

9. Narcisismo sexual

Mirarse constantemente al espejo, presumir “qué tan bien lo hace” o buscar validación dentro del encuentro es una de las actitudes más poco atractivas. El deseo compartido se convierte en espectáculo individual.
Ejemplo: preguntar “¿te gusta?” cada minuto o hablar de su propio desempeño.
Lo que atrae: quien está concentrado en disfrutar juntos, sin necesidad de validación constante.

10. Ignorar el después

La intimidad no termina cuando termina el acto. Los minutos posteriores son clave: una palabra, una caricia o un gesto pueden marcar la diferencia entre una experiencia completa y una sensación de vacío.
Ejemplo: levantarse de inmediato, mirar el teléfono o no decir nada.
Lo que atrae: quien se queda, conversa, ríe o simplemente acompaña. Esa continuidad también es deseo.

Conclusión Cosmo

El verdadero atractivo sexual no depende de lo que un hombre sabe hacer, sino de cómo lo hace. La conexión, la empatía y la atención al detalle son las cualidades que transforman el sexo en una experiencia emocional, no solo física. Un hombre atento, presente y sensible no necesita técnicas elaboradas para ser inolvidable; solo necesita estar —de verdad— ahí.

Romántica amante de la música y de ayudar a los demás; siendo una voz que busca generar un cambio y devolverle la vida a lo que necesitaba un aire de esperanza...
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