Para empezar, hay que entender que competir entre nosotras es algo que nos han impuesto; es una carrera que ninguna de nosotras ha elegido correr. El sistema nos había obligado hasta ahora, a vernos como contrincantes.
Dejar de competir entre nosotras no es algo sencillo, nacimos con comentarios como: “Tú eres la más bonita”, “Tú tienes que ser la mejor”, “De todas tú eres la más inteligente”. En esas frases ya va una competencia implícita. Debe quedar claro que no pertenecemos a ninguna competencia. Desde que el feminismo tomó fuerza en nuestra sociedad, las mujeres han intentado comprender poco a poco que no es necesario competir entre nosotras ni enfrentarnos unas contra otras para sobresalir.
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Deja de compararte y competir con otras mujeres; te decimos cómo
No veas a otra mujer como amenaza
Muchas veces nos podemos llegar a sentir “amenazadas” por otra mujer, pero lo mejor que podemos hacer es observar cuáles son sus fortalezas y aprender de ellas. Intentar llevar una relación amistosa con cualquier personaje femenino que esté a nuestro alrededor es una gran forma de comenzar.
No te compares con nadie
Es necesario que reconozcas tus virtudes y las que poseen las demás. La perfección no existe dentro de este mundo, cada ser es diferente y no puedes compararte con nadie ya que cada persona vive contextos distintos. Te recomendamos leer: Medio siglo de retroceso: Estados Unidos derogó el derecho al aborto
Has comentarios positivos
La mayoría de las mujeres hemos hecho comentarios negativos hacia otra mujer, ¡ya no lo hagas! Cambia la forma en la que ves a tu propio género e intenta admirar y reconocer los logros de cada una de nosotras.
Crea tu propio equipo
Busca compañeras de vida, amigas que hagan cosas iguales o distintas a ti, la clave para dejar de competir entre nosotras está en que tengas toda la disposición de aprender de otras personas y dejarte apoyar por ellas. Te recomendamos leer: Qué son los micromachismos y qué hacer para evitarlos
Sé empática con las demás
Ponte siempre en el lugar de las demás; al momento de realizar un comentario, de juzgar una situación, de minimizar el trabajo de otra mujer, antes de hacerlo piensa que realmente desconoces la situación que puede estar viviendo y lo complicado que puede llegar a ser para esa persona.
Empieza con estos pequeños cambios y en un tiempo dejarás de normalizar las competencias para empezar a cuestionarte las acciones que hemos hecho de manera automática durante toda nuestra vida. El secreto está en vernos a todas como aliadas y no como enemigas. Te recomendamos leer: ¿Qué significa la histórica despenalización del aborto en México?