En redes sociales, el término pick me girl se ha vuelto común, pero detrás del meme y los hashtags hay una conversación más profunda sobre identidad y validación. Una pick me girl es aquella que busca diferenciarse de otras mujeres para obtener aprobación masculina. Su discurso suele sonar como “yo no soy como las demás”, una frase que esconde el deseo de ser elegida, aceptada o vista como una excepción.
Aunque el fenómeno parece reciente, en realidad es el reflejo de patrones culturales arraigados: la competencia entre mujeres, la necesidad de agradar y la falsa idea de que la autenticidad femenina debe medirse según los ojos de un hombre. El problema no es querer gustar, sino hacerlo a costa de negar quién eres o desacreditar a otras mujeres para obtener validación.
Ser una pick me girl no tiene que ver con la ropa que usas o el maquillaje que eliges, sino con la motivación detrás. Cuando ajustas tu comportamiento, tus opiniones o tus gustos para encajar en lo que crees que los hombres prefieren —“no me gustan las chicas complicadas”, “odio el drama”, “prefiero amigos hombres porque son más sencillos”— estás repitiendo un guion que te aleja de tu autenticidad.
El término se ha usado a veces con connotaciones crueles, pero vale la pena abordarlo con empatía. Muchas mujeres adoptan esa postura sin darse cuenta, como resultado de años de mensajes culturales que las empujan a competir por atención en lugar de construir comunidad. Romper ese ciclo implica reconocerlo y empezar a desaprender la idea de que ser elegida equivale a tener valor.
No ser una pick me girl significa soltar la necesidad de agradar constantemente y comenzar a elegirte a ti misma. Significa celebrar lo femenino en todas sus formas —con maquillaje o sin él, fuerte o sensible, independiente o romántica— sin usarlo como moneda de cambio.
En última instancia, alejarte de ese papel no es una crítica hacia quien alguna vez lo fue, sino una forma de reconciliarte contigo misma. Porque cuando dejas de buscar aprobación y te permites ser compleja, contradictoria y humana, dejas de esperar que te elijan: te eliges tú.