El rechazo sexual puede doler un poco, pero no tiene por qué descarrilar una relación para siempre. Descubre algunos tips para que vuelva la pasión
Texto por: Sophie Howe
Sabemos que un “no tengo ganas” o “me muero de sueño” cuando estás a 100 son respuestas como mínimo, incómodas. Sobre todo si te toman por sorpresa. Por eso pueden confundirte, hacer que te sientas un poquito insegura o incluso desafiar el vínculo que compartes con tu pareja. Sin embargo, debes saber que el rechazo sexual es más frecuente de lo que piensas y que, aunque ahora te parezca un drama, puede ser una oportunidad para crecer y reforzar la conexión.
Por qué se apaga la chispa
Hay mil y un motivos para que al libido disminuya. Lisa Torney, graduada en Salud Sexual por la Universidad de Sidney y con más de 25 años de experiencia, lo deja claro: “El estrés es una de las causas más habituales para un bajo deseo sexual”. Y puede haber mucho más. Las responsabilidades familiares, las preocupaciones económicas, el cansancio, el malestar físico, algunos problemas de salud mental, como la ansiedad o la depresión, los cambios hormonales, la paternidad, las enfermedades o dificultades sexuales... Con varios de estos ingredientes resulta bastante complicado tener ganas. Estos factores pueden pesar mucho en tu pareja, dificultando así que se sienta a gusto cuando comienza el acercamiento. Además, si uno de los dos tiene más responsabilidades –lleva las finanzas o se encarga de la casa–, es normal que el agobio se traduzca en un “no estoy de humor”. Y ojo, que la rutina tampoco ayuda. “Cuando todo es monótono, la falta de novedad puede provocar aburrimiento y disminuir la excitación”, añade Torney. Si es tu caso, quizás toca meterle un poco de chispa al asunto, ya sea probando actividades nuevas, haciendo realidad una fantasía sexual con la que ambos estén cómodos o leyendo juntos una novela erótica.
Cómo reaccionar sin dramatizar
Tu reacción es muy importante para superar la situación. Te dijeron que no, pero tienes que ser consciente de que no es el apocalipsis. Según la experta, “lo mejor es abordar el tema con sensibilidad, centrándose en la comprensión, más que en la culpa”. La frase perfecta no existe, pero busca un ambiente relajado (sin distracciones) y di algo como: “Extraño nuestros momentos de intimidad”. Así, compartirás cómo te sientes sin acusaciones. Un paseo por el parque o la playa puede facilitar una plática tranquila y evitar la confrontación. Recuerda: esto no va de buscar culpables.
Cuándo puede haber algo más
Si tu pareja muestra falta de interés a menudo y el “hoy no” se convierte en rutina, puede que haya algún otro problema subyacente. Torney explica cuáles son las señales de alerta: “Si parece triste o manifiesta desesperanza, podría ser un signo de depresión”. También son indicios que debes considerar: la indiferencia por actividades o hobbies que antes le encantaban, las migrañas, la tensión muscular, los problemas estomacales, la irritabilidad, el exceso o falta de sueño, las dificultades de concentración y la ansiedad; circunstancias que a menudo afectan en todos los aspectos y también al deseo sexual. En tales casos, pregunta cómo puedes ayudar, ofrece tu apoyo y sé cuidadosa con las palabras, sobre todo si hablas del cuerpo (tanto del suyo como del tuyo). La experta lo resume genial: “Sé sincera sobre tus preocupaciones y celebra cualquier paso que dé para sentirse mejor”. Mostrar las vulnerabilidades propias suele abrir un espacio para que la otra persona se sienta segura, hable de sus problemas y eliminen incómodas barreras entre ustedes.
Intimidad no es solo sexo
Que no cunda el pánico: la conexión de dos personas enamoradas no depende nada más de la vida sexual. Por eso, redefinir la intimidad puede ayudar a mantener la solidez de la relación durante los periodos de escasa actividad en la cama. ¿Cómo conseguir reforzar el vínculo? Según Torney, con gestos como “besos, abrazos, masajes o tomarse de la mano”. Empieza por potenciar el afecto físico y no sexual. ¿Otra idea? Dedica tiempo a disfrutar con tu pareja sin expectativas. Una experiencia romántica, un paseo por el campo, un domingo de sofá y manta con su serie favorita o tan solo una cita sin presiones.
El momento de buscar ayuda
Si un día te percatas de que tus puentes no funcionan y el rechazo es recurrente, entonces hay que actuar. horney recomienda recurrir a un profesional si surge el resentimiento o la frustración, si hay falta de autoestima o rechazo a la imagen corporal, si les cuesta hablar sin discutir o si ya no se entienden ni emocional ni físicamente. Cuando la crisis interfiere en el día a día ha llegado el momento de plantearse seguir una terapia de pareja. En consulta te ayudarán a identificar y trabajar los problemas subyacentes y a proporcionar un espacio neutral para tratar el tema.
Conversar para reconectar
Lograr una buena comunicación es el objetivo. “Es importante hablar abierta y honestamente de tus miedos. De ahí que, si esto es difícil, lo mejor sea acudir a un profesional para que les ayude”, sugiere la experta. En lugar de afrontar la discusión como un conflicto, plantéala como una oportunidad para descubrir qué necesita cada uno y encontrar un punto en común que funcione para los dos. “Mantener conversaciones periódicas sobre la relación puede fomentar la confianza”, considera Torney. Según la terapeuta, convertir estas pláticas en una costumbre crea un ambiente agradable donde ambos se sentirán cómodos hablando sobre sus deseos y preocupaciones sin ningún miedo a ser juzgados.
Lo que no hay que confundir
Aunque el rechazo sexual duela un poquito, una negativa no tiene que suponer una ruptura ni que ya no haya amor y, por supuesto, no es culpa de nadie. Por eso, conviene replantearse estos momentos de forma que se proteja la autoestima. En lugar de interiorizar la falta de interés de tu pareja, Torney subraya algo que no se debe olvidar: “Su respuesta tiene más que ver con su estado de ánimo actual que con tu atractivo físico”. Vamos, que no es personal. Además, el deseo fluctúa y lo que hoy es un “no”, mañana puede ser un “sí, sí, sí”. Hay que esforzarse en ser racional y amable, tanto contigo misma como con tu pareja. Sentirse un poco mal es comprensible, pero es igual de importante no dejar que estos sentimientos afecten tu autoestima porque, según la experta, son dos temas que no tienen nada que ver. Por eso, mantener otros momentos íntimos de calidad en la relación resulta crucial. Mostrar gratitud puede ser un game-changer. “Expresar aprecio por sus cualidades y contribuciones hará que tu pareja se sienta querida y valorada, lo que puede aumentar la cercanía emocional”, concluye la terapeuta. Buscar el equilibrio entre dar y recibir afecto es a menudo la clave. Y la llama volverá. ¿Ya notas el calorcito?